Martes 16.04.2024
Actualizado hace 10min.

Mató a su hijo para evitar que la internara en un geriátrico

Una mujer de 92 años se escondió dos armas en los bolsillos. Después del crimen, se sentó en su mecedora a esperar a la Policía. 

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La historia de Anna Mae Blessing da la vuelta al mundo porque este lunes, con 92 años, mató a su hijo, de 72, porque no quería ir al asilo donde estaba por internarla. Una mujer fue testigo de todo. Pero la anciana, que ahora está en silla de ruedas, sorprendió al juez con el relato de su confesión.

Fue acusada de homicidio calificado por el vínculo y de privación ilegítima de la libertad. La Policía encontró el cadáver -no  trascendió cuántos disparos recibió- en esa vivienda de Fountain Hills, cercade Phoenix, Arizona.

Desde la oficina del Sheriff del Condado de Maricopa confirmaron que frente al juez la asesina contó que escondió dos revólveres en los bolsillos de su bata, caminó hacia la habitación de su hijo y le disparó varias veces. 

"Anna Mae Blessing estuvo pensándolo unos días antes. Había una disputa con su hijo en torno a que él quería llevarla a un asilo de ancianos y ella se negaba", dijo el sargento Bryant Vanejas a la CNN. "Siempre es preocupante cuando los problemas domésticos derivan en violencia o tienen resultados trágicos -declaró Paul Penzone, jefe de policía en Maricopa-. Suelen ser casos aislados, no predecibles, ni prevenibles". 

Anna Mae Blessing, la mujer que mató a su hijo

Anna Mae Blessing, la mujer que mató a su hijo

Antes de apretar el gatillo, la mujer de 92 años le apuntó a su hijo y comenzó a gritarle. El hombre intentó defenderse y logró sacarle el arma. Pero Blessing tuvo la oportunidad de meter la mano en el otro bolsillo, donde estaba el segundo revólver, y dispararle varias veces casi a quemarropa. 

La novia de su hijo, de 52 años, también estaba en ese cuarto y declaró que se fue cuando escuchó que su suegra le recriminaba a su pareja que estaba cansada de la forma en la que la trataba. La nuera aseguró que después escuchó un disparo, volvió a la habitación y vio al hombre en el suelo, cerca de la entrada al baño. Según declaró la novia del hijo, luego también luchó con ella para sacarle el arma.

Una vez desarmada, Blessing se sentó en su silla mecedora a esperar que llegara la Policía. Dijo que pensó en suicidarse. "Pero ya no me quedaban armas", aseguró.

"Mientras era arrestada y llevada a la comisaría, la mujer hizo una confesión espontánea: 'Vos te llevaste mi vida, así que yo me llevo la tuya'", informó un oficial que participó del arresto. Actualmente la mujer está en silla de ruedas y así declaró ante las autoridades. El juez le impuso una fianza de 500.000 dólares, pero ella dijo que lo mejor era que la pongan "a dormir", en alusión a la pena de muerte.

La asesina compró una de las dos armas a fines de 1970. La segunda pertenecía a su esposo y no estaba registrada. Según informó un familiar, hacía sólo seis meses que se había mudado a la casa en la que su hijo vivía con su novia porque ya no podía vivir sola.