Un gimnasio es, por definición, un lugar lleno de aparatos. Sin embargo, hay un nuevo concepto que busca romper con lo, hasta entonces, arraigado en el mundo del fitness: gimnasios sin máquinas. Por más opuesto que parezca, la nueva modalidad se impone en los gimnasios de Europa y Estados Unidos. Se trata de combinar entrenamiento con tecnología de vanguardia para ofrecer, además de una rutina fit consistente, una experiencia atractiva e intuitiva para el deportista. Similar al popular juego Twister o a las alfombras de baile, los paneles se despliegan con distintos colores pero también incluyen a las paredes sensibles a la presión. Con luces intermitentes y de distintos colores que siguen una secuencia y motivan al usuario a correr, saltar, retroceder, picar, gatear y cuánto movimiento posible. Allí radica otra de las claves. Su adaptación al atleta y al tipo de entrenamiento que busca. Para los más avanzados, los tiempos de reacción se aminoran y se los exige al máximo. No obstante, también lo pueden utilizar niños; trabajar su intuición y respuesta a los diferentes estímulos. "Sin cintas. Sin remos. Sin bici. Prama combina los mejores instructores, luz y música con trabajos diseñados para entrenar la fuerza, velocidad, agilidad y más", describen desde Pavigym. "Pantallas interactivas, suelos y paredes sensibles a la presión y combinaciones de luz siguen la presión cardíaca, cronometra los sprint e interactúa con el deportista", agregan. Principalmente, se creía que los nuevos gimnasios ganarían adhesión casi unánime de los millennials por su fuerte apego a la tecnología. Sin embargo, los gimnasios que implementaron los paneles se sorprendieron al descubrir que tanto los niños, los adultos mayores y los equipos profesionales se encontraron muy a gusto con la experiencia.