La premisa se sostiene: quien engaña una vez, engaña muchas veces. La reincidencia del infiel siempre estuvo en el tapete, pero nunca había podido ser comprobada. El saber popular rara vez coincide con el saber científico. No obstante, esta vez, un estudio vino a corroborarlo. Investigadores de la University College de Londres ratificaron que quienes fueron infieles alguna vez, tenían posibilidades mucho mayores a volver a engañar a sus parejas que quienes nunca lo habían hecho. ¿A qué se debe el fenómeno? La respuesta, como siempre, está en el cerebro. De acuerdo al psicólogo Neil Garrett, autor del estudio publicado en Nature Neuroscience, "el cerebro se adapta a la deshonestidad". La amígdala cerebral o cuerpo amigdaliano arroja distintas emociones a cada acción de la persona. Por caso, cada vez que alguien miente reporta vergüenza o culpa. No obstante, la reacción disminuye una vez que el individuo se repite en la conducta. Por ende, el remordimiento desciende en forma gradual ante cada engaño. "Lo que nuestro estudio y otros sugieren es que nuestra reacción emocional es un factor poderoso que nos impide engañar. Lo mal que nos sentimos cuando lo hacemos esencialmente", dijo Garrett a Elite Daily. "El proceso de adaptación reduce esta reacción. Los infieles seriales ya no se sienten mal por hacerlo", agregó. En la misma línea, científicos de la Universidad de Denver publicaron un estudio en los últimos días en Archives of Sexual Behavior. La investigación siguió a 484 participantes de ambos sexos. A todos ellos les preguntaron por sus relaciones sexuales más allá de su pareja y si tenían sospechas de una infidelidad de parte del otro. Los resultados fueron los mismos del anterior. Después de cinco años de observar a los voluntarios a través de entrevistas, descubrieron que quienes habían engañado una vez a sus parejas tenían tres veces más posibilidades de reincidir en su conducta con la siguiente pareja que quienes habían respetado la fidelidad.