Personalidad, carácter y determinación. Con una receta bien conocida, la Selección terminó construyendo su mejor pasaje de rendimiento del torneo para concretar una enorme victoria ante México (84-67), que le permitió meterse en la final de la AmeriCup. Este domingo, desde las 21 (por TyC Sports, DeporTV y DirecTV Sports), el conjunto nacional buscará el título en el Orfeo de Córdoba frente a Estados Unidos, que venció 90-62 a Islas Vírgenes en la primera semifinal. Como se esperaba, el comienzo fue parejo y muy físico. Garino largó con cinco puntos rápidos tras un robo y un triple, pero la visita de a poco fue encontrando espacios, sobre todo de la mano de Gutiérrez (10). De todas maneras, el dueño de casa tuvo buenos momentos, fundamentalmente cuando pudo correr con Campazzo (5 asistencias) y Garino (8). La ventaja inicial fue de 21-18 tras un triple de Brussino desde la esquina. Argentina siguió con el envión y en dos minutos del segundo tomó una buena distancia (28-18) a partir de su defensa y siete puntos seguidos de Javier Saiz. Sin embargo, el ataque se estancó, la defensa perdió solidez y los aztecas respondieron un parcial de 11-4 (bien Cruz) para acercarse (32-29). La Selección contestó bien a la arremetida, con un triple de Laprovittola y un par de corridas de Deck (6 en el 2º), pero algunos errores no le permitieron despegar al llegar al descanso: 39-36. La dinámica no cambió en el tercer cuarto y se mantuvo la paridad, aunque con el seleccionado con una marcha más a partir de su defensa y corridas. Aunque claro, sus pérdidas (5) no le permitieron despegarse (49-45 a los 26m), hasta que Brussino asumió protagonismo, anotando, repartiendo (6 puntos y 5 pases gol en el cuarto) y armando una gran conexión con Saiz, que siguió castigando cada ventaja (8 en el 3º, terminó con 19, su máxima en la Selección) para cerrar con una máxima de 11 (62-51). Y en el inicio del último llegó lo mejor, con Brussino completando su gran producción con dos bombazos (17 tantos, 8 recobres y 5 pases gol), Garino siendo el equilibrio constante en los dos costados (20 unidades, 6 tableros y 4 robos), y el resto comprometidos en una dinámica e intensidad que demolió al rival. El 76-52 a poco menos de 5 minutos del cierre fue historia juzgada. La renovada Argentina está en una nueva final.