Septiembre es el mes de la primavera, del amor ¡y de la dieta! Sin embargo, todo aquel que comienza en esta época del año un régimen para bajar de peso no tiene en cuenta un alimento que, bajo el aspecto de light, puede convertirse en un saboteador de la meta final. Nadie puede negar que las frutas son uno de los alimentos más sanos que podrán elegirse. El 99% de sus variedades tienen menos de 90 kilocalorías por cada 100 gramos. Pero, ¿qué ocurre con sus jugos? Dado que la fruta contiene azúcares –fructosa– se elimina de la alimentación en muchas dietas para adelgazar. Es cierto que este alimento contiene azúcares, pero también aporta vitaminas, minerales, fibra y otros fitonutrientes. Tal riqueza nutritiva explica que los expertos recomienden el consumo de frutas enteras y las desaconsejen en su versión jugos. Puede que resulte sorprendente, pero tanto la OMS como la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana de la Diabetes relacionan el consumo de jugos de frutas con la obesidad. Para obtener un vaso de jugo deberán exprimirse tres o cuatro piezas de fruta, y eso hace creer que es una bebida muy sana. Sin embargo, no sería tan así. Ocurre que, al obtenerse el jugo, lo que hay es agua con todo el azúcar de esos alimentos, y nada de su fibra. "Cuando alguien bebe un vaso de jugo de naranja se está tomando, muchas veces de un trago, el azúcar de tres naranjas, unos azúcares que se absorben demasiado rápido y provocan una respuesta metabólica diferente a la que se da cuando se come una naranja entera". Así lo explicó Manuel Moñino, presidente del Comité Científico de la asociación 5 al día, una organización sin fines de lucro que desde el año 2000 fomenta en España el consumo diario de frutas y hortalizas frescas.