En decenas de colegios de Cataluña cuando las fuerzas de seguridad española irrumpieron para secuestrar urnas y desalojar a quienes se agolpan desde la madrugada para votar en el referéndum independentistas convocado por el gobierno regional. El clima es de máxima tensión. Se registraron cargas policiales en el centro de Barcelona, en Girona y en otras ciudades del interior, donde miles de personas se resistían a dejarlos pasar a los furgones repletos de agentes antidisturbios. Según las autoridades, cerca del mediodía ya se registraban al menos 38 heridos. La Policía Nacional y la Guardia Civil se desplegaron en comandos numerosos a partir de la apertura de las mesas de votación. Lo hicieron ante "la pasividad" de los Mossos d'Esquadra, la policía autonómica catalana, según denunció el delegado del gobierno español, Enric Milló. Los Mossos se limitaron a presentarse a las 6 de la mañana en los centros electorales, llenos a esa hora de gente, y se quedaron a vigilar a la distancia. "¡No pasarán!", gritaba una multitud apelotonada en la puerta del colegio Ramón Rull, cerca de la Sagrada Familia, donde la Policía Nacional se presentó a llevarse las urnas a las 9 en punto, la hora de inicio de la votación. Hubo disparos de bala de goma y corridas por las calles que rodean la plaza de toros La Monumental. Escenas de enfrentamientos se vivieron también en Sant Julià de Ramis, en la provincia de Girona, donde estaba registrado para votar el presidente regional y líder del separatismo, Carles Puigdemont. Inesperadamente, mientras la Guardia Civil, entraba al edificio, Puigdemont publicó una foto en la que se lo veía votando en otro colegio, en Cornellà de Terri. Pudo hacerlo porque su gobierno adaptó a último momento las reglas de la elección: anunció a las 8 de la mañana que los ciudadanos podían concurrir a votar en cualquier colegio, con solo presentar el DNI y previa constatación informática de que no registró el sufragio en otro lado. En la Plaza Sant Jaume de Barcelona, frente al Palacio de la Generalitat, decenas de vehículos de las fuerzas nacionales empezaron a instalarse Las noticias se sucedían en un ambiente de confusión, agitación e incertidumbre. El mayor desafío a la legalidad española en 40 años de democracia está en marcha. Puigdemont y sus aliados lograron poner en marcha la votación, sacar miles de personas a la calle y forzar una represión del gobierno español, cuyas consecuencias son impredecibles. El referéndum fue convocado a principios de septiembre por Puigdemont, amparado en una polémica ley regional que fue suspendida por el Tribunal Constitucional. En abierta desobediencia a los tribunales, siguió adelante y pretende declarar la independencia en las próximas 48 horas en caso de que triunfe la opción del sí en la votación de hoy. La pregunta que figura en las boletas electorales es: "¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de república?" Hay 2315 colegios (6200 mesas) habilitados a pesar de la prohibición judicial, con un padrón de 5,3 millones de personas. Fuente: La Nación