Suele decirse que para primeras impresiones no hay segundas oportunidades. Y en ese punto la imagen cobra un rol protagónico. Y cuando de postularse a un trabajo se trata, claramente la imagen es clave. Lo llamativo es que una reciente investigación concluyó que las personas atractivas pueden ser discriminadas cuando se postulan para trabajos menos calificados. Bien podría creerse que una buena apariencia es una cualidad positiva, pero un estudio desarrollado por la London Business School (Reino Unido) expuso que las personas más atractivas o bellas pueden estar en desventaja en ciertas situaciones de contratación. Concretamente, al solicitar empleos percibidos como menos deseables (como por ejemplo ser empleado en un restaurante de comida rápida), los candidatos físicamente atractivos pueden ser discriminados negativamente, según los investigadores. La razón de esta discriminación -según los científicos- es que las empresas buscan contratar personas que estén satisfechas con sus trabajos, y sostienen el prejuicio de que las personas atractivas tienen mayores expectativas, lo que los lleva a creer que esos candidatos no estarán contentos con su trabajo, y por ende no los contratan). Margaret Lee, líder del trabajo, consideró que "la investigación sugiere que las personas atractivas pueden ser discriminadas en la selección de trabajos relativamente menos deseables. Esto contrasta con una gran cantidad de investigaciones que concluyeron que el atractivo, en general, ayuda a los candidatos en el proceso de selección".