Es probable que, cuando te sentís triste, se te dé por comer comidas con alto contenido calórico o todo lo contrario, se te cierre el estómago. Es que, ciertamente, existe una relación entre los sentimientos y el hambre. Nuestro cuerpo y mente se encuentran íntimamente relacionados, por lo que le pasa a uno afecta al otro. Así que, depende cómo te sientas, podes cambiarlo comiendo una comida en particular. Consejos para alimentar los sentimientos Comer regularmente: cuando pasas mucho tiempo sin comer se produce un descenso en el nivel de azúcar en la sangre y por ende provoca cambios de humor. Por eso no hay que saltarse las comidas, ya que son el “combustible del cuerpo”. No dejar de lado a los carbohidratos: a pesar de que en los últimos tiempos han sido demonizados, son una fuente de energía de fácil acceso para el cuerpo. Además, sin ellos no se puede producir serotonina, un químico cerebral que te hace sentir bien y eleva tu estado de ánimo. Que no falten nutrientes: un bajo nivel de hierro no sólo es perjudicial para tu salud física, sino también puede causar depresión y fatiga. Por esa razón, no hay que dejar de lado las carnes rojas. Fijate en las cantidades: a pesar de que no le prestes atención, el exceso en algún alimento puede afectar tu estado de ánimo, ya que esto puede generar adicción y con este problema viene el nerviosismo.