El Manchester City ya está en los octavos de final de la Champions League después de su pleno de victorias en las cuatro jornadas disputadas. En Nápoles, los de Guardiola remontaron el 1-0 inicial de Insigne, se colocaron 1-2, volvió a empatar Jorginho y remató el partido Agüero, que se convirtió en el máximo goleador de la historia del club (178 goles), y después Sterling (2-4). La embestida del Nápoles fue inmediata. Nada más empezar, el conjunto italiano señaló al Manchester City y durante unos veinte minutos lo sacó a bailar: por el lado derecho, por el centro y, sobre todo, por el lado izquierdo, donde combinaron Ghoulam, Insigne y Mertens, con Hamsik como inicio de todos. Después de varios avisos y acercamientos, después de multitud de robos en campo rival, el equipo de Sarri se adelantó en el marcador de forma más que merecida. Lo consiguió cuando Mertens le dejó a Insigne un balón de primeras y éste definió ante Ederson al palo largo. La presión adelantada del Nápoles estaba asfixiando al equipo inglés. Pep Guardiola, que lleva dos meses avisando del peligro de los italianos, que según él son uno de "los tres mejores equipos de Europa jugando al fútbol", gritaba y gritaba en la línea de banda. Hubo un momento que cambió la dinámica del primer tiempo: la lesión de Ghoulam. Sin el peligro que suma el lateral del Nápoles, los 'citizens' volvieron a conectarse y las arrancadas de Sterling comenzaron a surtir efecto. De Bruyne y Gündogan aparecieron poco a poco y el empate surgió de un centro lateral que remató Otamendi, su tercer gol de la temporada, para poner el empate antes del descanso. La alineación del City tuvo como principales novedades la titularidad de Danilo por delante de Walker junto con la de Gündogan en el centro del campo, que salió de inicio en detrimento de Silva. Justo tras el descanso, Stones puso por delante a los de Guardiola a la salida de un córner. Era su tercer gol en esta Champions League, pero era sobre todo una nueva demostración de poderío: ya no solo marcan los delanteros. Pero el Nápoles seguía vivo e Insigne se encargó de recordarlo: trallazo al palo, amenazando con un empate que llegó poco después. Sané cometió penalti sobre Albiol y Jorginho lo convirtió de manera excelsa, con calma, poniendo el 2-2 en el marcador. El partido estaba en una fase de locura, con ambos equipos sin rendirse, y el City aprovechó una contra letal para volver a ponerse por delante en el marcador. Al Nápoles no le quedaban fuerzas para un nuevo golpe. El autor del 2-3 fue el Kun Agüero, convirtiéndose así en el máximo artillero de la historia del club con 178 goles en 264 partidos con la camiseta 'citizen'. Fue el gol, además, que garantizó la clasificación del Manchester City para los octavos de final de la Champions League, aunque el resultado lo completó Sterling en el 92 gracias a un nuevo contragolpe.