Generalmente se recomienda no practicar actividad física en la franja horaria de 10 a 18 horas, lo cual deja como únicas opciones valoradas a las primeras horas de la mañana y la noche. Otros, se inclinan hacia después de la jornada laborar para descargar las tensiones acumuladas. Al margen de la elección, el impacto para el cuerpo no será el mismo en cada etapa. Según los expertos, cada una será más o menos conveniente para el organismo. Para saber cuál es más beneficiosa, Jorge Franchella, médico deportólogo y cardiólogo, remarcó a Infobae que primeramente se debe tener en consideración el ritmo circadiano, que hace que el cuerpo tenga la menor temperatura a las 5 de la mañana (35 grados) y la mayor entre las 7 y las 9 de la noche (37 grados). "Habitualmente, a ese ritmo lo podemos acompañar con la actividad física en ciertos horarios. Por ejemplo, se sabe que hay un rendimiento del cuerpo diferente a lo largo del día, por eso los récords mundiales de atletismo se suelen dar entre las 7 y 10 de la noche", explicó. El profesor de educación física y personal trainer Francisco Ozores abonó la teoría. Indicó que los réditos dependerán en gran parte del biorritmo de cada individuo, de cómo cada uno se sienta más cómodo o más activo para entrenar. "Hay personas que son más predispuestas a efectuar cualquier tipo de actividad -no solo física sino también cognitiva- a la mañana, mientras que otros en cambio, a la noche", comentó. Fuente: Infobae