Puerto Rico sigue en alerta roja. Dos meses después del arrollador paso del huracán María, los lugareños no pudieron restablecer del todo su vida. Su rutina quedó marcada por el ruido de generadores, la falta de electricidad, comercios cerrados y el aumento de la precarización laboral. Por estos motivos, alrededor de dos mil ciudadanos deciden emigrar a Estados Unidos por día, en un éxodo masivo. Desde el pasado 20 de septiembre, más de 150 mil personas cruzaron la frontera. En especial, en búsqueda de un recurso tan básico como la luz. Aquellos que se quedaron en la isla, enfrentan todos los días vivir a oscuras. Más de la mitad de la población afronta este problema, que azota principalmente a los comercios y empresas que viven del turismo. La falta de electricidad terminó por modificar sus rutinas y ahora se adaptan a un horario en donde prevalezca el sol: desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Después de este lapso, los habitantes vuelven a sus casas para irse a dormir, adelantando varias horas su descanso, al no tener opciones de ocio disponibles. Ya que los cines y bares tampoco abrieron sus puertas. Aunque no se publicaron cifras oficiales, la cantidad podría ser abrumadora. Miles de locales continúan cerrados al público y tapeados con tablones de madera, tras los daños del huracán. Fuente: TN