Las mujeres con trastornos del sueño, excepto la apnea, serían tres veces más propensas a la infertilidad que aquellas sin problemas para dormir, según sugiere un nuevo estudio. El insomnio aumentaba cuatro veces ese riesgo. Estudios previos ya habían asociado la apnea, o las interrupciones respiratorias breves durante el sueño, con la infertilidad. Pero la nueva pesquisa se concentró en otros trastornos del sueño, lo que aporta nueva evidencia de la necesidad de que la población femenina preste atención a su descanso si desea concebir, dijo I-Duo Wang, del Hospital General Tri-Service y el Centro Médico de la Defensa Nacional de Taiwán, según publicaron en la revista especializada académica Sleep. “Las mujeres en edad reproductiva deberían acostarse más temprano, evitar los turnos de noche o el uso del celular antes de dormir”, agregó el experto. “Una dieta saludable, el ejercicio regular y un estilo de vida adecuado también son importantes para prevenir la infertilidad”. Lo que indican las estadísticas Una de cada 10 mujeres en edad reproductiva no puede quedar embarazada. En general, es por problemas de ovulación, a menudo debido al desequilibrio hormonal llamado síndrome de ovario poliquístico (SOP). Los autores analizaron información de 16.718 mujeres con trastornos del sueño diagnosticados entre el 2000 y el 2010 en Taiwán y de un grupo control de 33.436 mujeres sin esos problemas. Tenían 35 años en promedio (entre 20 y 45 años). A los cinco años, 29 mujeres con trastornos del sueño y 34 mujeres del grupo control no podían concebir. Las participantes con trastornos del sueño eran 2,7 veces más propensas a ser infértiles, según señalaron los autores en Sleep. Tras tener en cuenta la edad y otras enfermedades de las mujeres, aquellas con trastornos del sueño eran 3,7 veces más propensas a desarrollar infertilidad. Las mujeres del grupo con problemas para dormir también eran más propensas a tener enfermedades crónicas, como hipertensión, colesterol alto y trastornos pulmonares y renales. Las dificultades para dormir también aumentaban las chances de tener ciclos menstruales irregulares, problemas de tiroides, depresión y ansiedad.