"Es imprescindible reconocer que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas", dijo el pontífice en la "Misa por la integración de los pueblos". "No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división", aseguró el papa ante las miles de personas que asisten a la misa en esta región que ha sufrido en la última madrugada varios ataques. El papa escogió visitar Temuco (800 km al sur de Santiago) para tomar contacto directo con indígenas mapuches, la etnia más importante de Chile, que denuncia discriminación y abusos y reclama la restitución de territorios ancestrales hoy en manos privadas. La unidad, "si quiere construirse desde el reconocimiento y la solidaridad, no puede aceptar cualquier medio para lograr este fin", porque la violencia, "más que impulsar los procesos de unidad y reconciliación, terminan amenazándolos", sostuvo el pontífice. Después de la liturgia, el papa se reunirá con un grupo de indígenas, cuyas identidades aún no fueron reveladas por la organización del encuentro, para posteriormente regresar a Santiago. En la región se asientan la mayoría de las comunidades mapuches, la mayor etnia chilena, que antes de la llegada de los conquistadores españoles en Chile en 1541, eran dueños de las tierras desde el río Biobío hasta unos 500 kilómetros más al sur. Pero tras sucesivos procesos, fueron reducidos a vivir en cerca de un 5% de sus antiguos dominios.