Julieta Silva, la acusada de atropellar y matar a su novio, el rugbier mendocino Genaro Fortunato, pidió a la Justicia que le permitan seguir cumpliendo con la prisión domiciliaria en otra casa. El motivo, según denunció su abogado, son los ataques y amenazas que recibió desde que salió de la cárcel de San Rafael, donde pasó menos de dos meses presa. "Es por una cuestión de comodidad", manifestó gente del entorno de la acusada, quien primero sufrió un ataque con piedras en la vivienda que comparte con su padre y después, una amenaza anónima por teléfono en contra de sus hijos. "Que no terminen como Genaro", le habría dicho una voz de mujer del otro lado de la línea. Ahora, la fiscal Andrea Rossi tendrá que trabajar en conjunto con el Servicio Penitenciario Provincial para realizar un estudio socio-ambiental alrededor de la nueva propiedad donde se quiere mudar Silva y autorizar después, o no, el traslado. Mientras tanto, la Justicia espera los resultados de las pericias de luminosidad que se hicieron en el mes de noviembre en el lugar donde murió el joven de 25 años, que estaba esperando su primer hijo con su novia de la adolescencia. La prueba debía recrear las condiciones de visibilidad de la noche de la tragedia basada en el análisis de la luminaria pública, las luces del auto, el estado del pavimento y la precipitación que se registró en ese momento.