Una extravagante bisabuela japonesa armada con una c&aacute;mara fotogr&aacute;fica y ganas de divertirse causa furor en internet con sus selfis disparatados en los que aparece disfrazada de perro, sobre una escoba como Harry Potter o simulando un atropello. &nbsp; <p style=" margin:8px 0 0 0; padding:0 4px;">Self Portrait I shoot myself ???? ???? ????? <p style=" color:#c9c8cd; font-family:Arial,sans-serif; font-size:14px; line-height:17px; margin-bottom:0; margin-top:8px; overflow:hidden; padding:8px 0 7px; text-align:center; text-overflow:ellipsis; white-space:nowrap;">Una publicaci&oacute;n compartida por ????? (@kimiko_nishimoto) el Nov 28, 2017 at 7:56 PST Kimiko Nishimoto, que pronto cumplir&aacute; 90 a&ntilde;os, &nbsp;cuenta con m&aacute;s de 41.000 seguidores en la red social Instagram, un &eacute;xito conquistado en s&oacute;lo dos meses gracias a los divertidos posados que comenz&oacute; a publicar regularmente en noviembre.&nbsp; Nacida en 1928, el a&ntilde;o de la coronaci&oacute;n del emperador Hirohito, Kimiko descubri&oacute; tard&iacute;amente la fotograf&iacute;a, tras una vida como ama de casa. Pero, cuando comenz&oacute; a tomar clases a los 72 a&ntilde;os, fue un flechazo. &nbsp;&quot;Amo mi c&aacute;mara de fotos&quot;, dice a la AFP la todav&iacute;a octogenaria en su casa de Kumamoto, en el suroeste de Jap&oacute;n. &quot;La guardo junto a mi cama cuando duermo, por si acaso. Siempre la tengo cerca de m&iacute;&quot;, confiesa.&nbsp; Diez a&ntilde;os m&aacute;s tarde, organiz&oacute; su primera exposici&oacute;n en su ciudad natal.&nbsp; &nbsp; <p style=" margin:8px 0 0 0; padding:0 4px;">????? <p style=" color:#c9c8cd; font-family:Arial,sans-serif; font-size:14px; line-height:17px; margin-bottom:0; margin-top:8px; overflow:hidden; padding:8px 0 7px; text-align:center; text-overflow:ellipsis; white-space:nowrap;">Una publicaci&oacute;n compartida por ????? (@kimiko_nishimoto) el Dic 25, 2017 at 1:12 PST Pero su reciente irrupci&oacute;n en el mundo de las redes sociales propuls&oacute; su nombre mucho m&aacute;s all&aacute; de las fronteras de la provincia donde vive. En diciembre, fue honrada en Tokio donde muchos seguidores acudieron a la galer&iacute;a donde presentaba sus obras. &quot;Al principio no sab&iacute;a que mis fotos eran tan populares&quot;, cuenta con una sonrisa de oreja a oreja. &quot;No es que yo intente sorprender a la gente, simplemente tomo las fotos que encuentro divertidas&quot;, explic&oacute;.&nbsp; En las im&aacute;genes aparece con la cara desencajada de angustia tras fingir que cay&oacute; de su bicicleta, llorando porque que est&aacute; a punto de ser atropellada o grit&aacute;ndole a una bandada de cuervos negros furiosos que supuestamente la atacan. &nbsp;&quot;Nunca me he herido sacando fotos&quot;, asegura. &quot;No creo que me este poniendo realmente en peligro&quot;. &nbsp; <p style=" margin:8px 0 0 0; padding:0 4px;">1?17??????????????????????????? ???????????????????????????????????????????????????? ???????????????????????????? <p style=" color:#c9c8cd; font-family:Arial,sans-serif; font-size:14px; line-height:17px; margin-bottom:0; margin-top:8px; overflow:hidden; padding:8px 0 7px; text-align:center; text-overflow:ellipsis; white-space:nowrap;">Una publicaci&oacute;n compartida por ????? (@kimiko_nishimoto) el Ene 6, 2018 at 7:46 PST &#39;El secreto de la felicidad&#39; Ella misma gestiona su cuenta de Instagram a partir de su tel&eacute;fono m&oacute;vil y maneja programas de edici&oacute;n, al punto de que en algunas fotos aparece &quot;levitando&quot; ante el altar que recuerda a su difunto marido.&nbsp; &quot;Mi esposo muri&oacute; hace cinco a&ntilde;os pero todav&iacute;a hoy en d&iacute;a le sigo mostrando mis fotos&quot;, dice la anciana, que tiene tres nietos y seis bisnietos. &quot;&Eacute;l siempre me apoyaba en todo lo que decidiera hacer&quot;, afirma. &nbsp;Ahora Kimiko Nishimoto vive sola, con la &uacute;nica compa&ntilde;&iacute;a de un robot semiandroide tipo Pepper que le regal&oacute; su hijo.&nbsp; Pero en los &uacute;ltimos d&iacute;as no ha tenido tiempo para hablar con el peque&ntilde;o robot blanco. &quot;&iexcl;Ay! No lo he encendido desde hace un tiempo. &iexcl;Esta cosa es m&aacute;s una molestia que otra cosa!&quot;, explica. Prefiere dedicarse a sus puestas en escena. Despu&eacute;s de revisar el material que tiene en su estudio, se disfraza de perro y se encadena a un poste en su jard&iacute;n. Despu&eacute;s, inmortaliza la escena accionando la c&aacute;mara con un control remoto. &nbsp;&quot;Las ideas no me viene de repente a la mente&quot;, se&ntilde;ala. &quot;Pero cada vez que voy a un lugar, me imagino de qu&eacute; manera divertida podr&iacute;a vestir yo ese lugar&quot;. &quot;Para decir la verdad, yo no pienso en el sentido profundo para m&iacute;&quot;, agrega la anciana. &quot;Yo simplemente quiero traer alegr&iacute;a. Este es el secreto de mi felicidad y me gustar&iacute;a seguir mientras est&eacute; con vida&quot;, dijo.&nbsp;