Hasta mitad de julio, Rusia está en boca de todos por ser la sede de la Copa del Mundo 2018. Sin embargo, un aspecto negativo de este país está invisibilizado y oculto detrás de las luces de los estadios del mundial. Ser gay en Rusia, si bien no es ilegal, es muy peligroso. Su población tiene un nivel altísimo de rechazo a la homosexualidad y, además, hace algunos años se aprobó una ley que prohíbe la “propaganda gay” frente a menores de edad. Una pareja de hombres gay de nacionalidad francesa, incluso, fue atacada y golpeada en la calle antes de que se celebrara el primer partido de este Mundial. Uno de ellos tuvo que ser internado por lesiones cerebrales. La pesadilla no termina ahí: en Chechenia, parte de la Federación Rusa, las personas gay son criminalizadas, torturadas y hasta asesinadas en campos de concentración. Varias organizaciones denunciaron que hombres homosexuales fueron trasladados allí para ser castigados, mientras que el presidente, Vladimir Putin, no se pronunció al respecto.