Este domingo amaneció con la incertidumbre latente sobre si se juega o no el clásico por la primera final de la Copa Libertadores. Y, en principio, las condiciones mejoraron en cuanto al sábado. Es que durante la noche no llovió y recién alrededor de las siete de la mañana cayeron algunas gotas. Claro, la intensidad no fue tan fuerte y eso sería clave para que el campo de juego no sufra como pasó el sábado por la tarde. Los cancheros de Boca llegaron bien temprano y se pusieron a trabajar para dejar el césped en las mejores condiciones. Además de remarcar las líneas, fueron realizando las tareas que ayudan al drenaje de la cancha, como pocitos para que la tierra absorba el agua o pasarle el rodillo para que corra hacia los costados. A las 10.15, la Conmebol inspeccionará la cancha y determinará si se juega la primera final. FUENTE: Olé