Rodrigo González o Rodry como le dicen sus amigos, familiares y afectos es un ejemplo de lucha y constancia luego de sufrir un ACV durante una carrera de motos. Con una larga trayectoria de participar en competencias en Chile, San Juan y en otras provincias del país consagrándose como campeón; solo le quedaba competir por la máxima categoría de Cuyo en La Rioja, Chilecito. Y allá llegó Rodry, un 26 de marzo de 2016 acompañado por su familia y con su moto número 58 en honor a su abuela que falleció a los 58 años, y a quien Rodry siempre le dedicaba sus carreras con una señal de la cruz y un beso al cielo. Ese día sábado de gloria como recuerda su mamá Adriana, llegaron al lugar del evento para que su hijo realizará la previa y vuelta de reconocimiento de la pista. Sus hermanos y papás acompañándolo desde afuera en un momento observaron que estaba en el piso. “Vimos que cayó y no se movía, pero esa vez cayó de una manera distinta. No se movía, estaba boca abajo, con un ronquido especial y no se despertaba”, expresó Adriana mamá de Rodrigo, en exclusiva para Dame Noticias. La asistencia médica de primeros auxilios en Chilecito fue inmediata, aunque al piloto lo asistieron en una sala precaria le hicieron una tomografía, porque contaban con el aparato en la sala médica. El médico que atendió al joven, les dijo a sus papás que tenía un derrame cerebral a causa de un ACV hemorrágico. En ese momento lo trasladaron a La Rioja. Su papá Gustavo y su mamá Adriana, no se explicaban lo que estaba viviendo su hijo, más aún que los médicos les dijeron que estaba muy grave y su estado era delicado. Durante el traslado al hospital de la capital riojana nos concientizaron que Rodry podía quedarse en el camino porque era muy grave lo que tenía, sostiene Adriana. Cuando llegaron al hospital Vera Barros, lo estaban esperando tenían todo preparado para el joven oriundo del departamento Sarmiento. El contacto para la asistencia médica y traslado al nosocomio estuvo a cargo de las autoridades de dicha provincia con los médicos, enfermeros, especialistas. “A las 72 horas de estar en terapia a raíz del derrame, se le hizo un coágulo y se complicó. Los médicos nos dijeron que solo podían operarlo, pero que esa decisión dependía de nosotros porque habían muchos riesgos”, cuenta Adriana. A pesar de que les habían dado el 1% de vida, sus padres decidieron que lo operaran. Desde el momento en que Rodrigo tuvo el accidente sus familiares, amigos y todo el pueblo de Sarmiento se unió para pedir por su recuperación. La difusión de cadenas oración por las redes sociales y los medios sanjuaninos le dieron fuerza al corredor mediagüino, que salió bien de la intervención quirúrgica y estuvo 22 días en coma inducido, le dieron el alta y regresó a su provincia a San Juan. “La unión de todo un pueblo fue lo que sacó adelante a Rodry, cuando estaba siendo intervenido por segunda vez, en ese momento en la Iglesia San Antonio estuvieron rezando por él”, expresa la mamá del piloto. Una de las consecuencias que sufrió el corredor fue anomía: pérdida total de nombres, fechas, parte de saberes aprendidos en su escolaridad, a excepción de anécdotas y acontecimientos que si lo recordaba. El joven de Sarmiento se rehabilitó seis meses en Fleni, una de las clínicas más importantes del país. Su mamá cuenta que podía quedarse sin vista, sin habla, cognitivamente mal. Todo era posible. Sin embargo, gracias a Dios y al milagro de San Antonio de Padua (patrono de la comunidad de Media Agua, villa cabecera del departamento Sarmiento) Rodry se recuperó, aunque tuvo que aprender a hablar, a caminar, a comer. Rodrigo no dejó de rehabilitarse quiere volver a ser el de antes, rindió dos materias que debía del secundario y pudo volver a subirse a su moto. Hoy a tres años del terrible accidente: Rodry ya ganó la carrera.