El empresario Lázaro Báez denunció hoy que es “una víctima de una campaña atroz de los distintos poderes de la Argentina” para “atacar el modelo de país inclusivo, justo y soberano que soñó Néstor Kirchner”. “Me pusieron en una encerrona para que culpe a la señora Cristina Fernández y a su gobierno”, advirtió Báez al declarar ante el tribunal oral federal que lo juzga por la causa denominada “Ruta del dinero”, “Elegí el camino del silencio porque en el marco de una campaña que buscaba destruir al peronismo cualquier cosa podría transformarse en un arma para perjudicarme a mí y al peronismo entero”. En ese contexto, Báez se adjudicó parte del triunfo del Frente de Todos en las últimas elecciones: “Aporté con mi digna postura mi granito de arena para que podamos retomar el objetivo de un país justo y soberano”. Báez expresó: “Me ofrecieron convertirme en arrepentido en esta causa con la única finalidad de perjudicar a la ex presidenta Cristina Fernández”. Responsabilizó por ello a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), a través de la utilización de los organismos de control del estado UIF, AFIP, Oficina Anticorrupción (OA) e Inspección General de Justicia (IGJ). “Articularon blancos de inteligencia para derribar al peronismo y a Cristina Fernández”, sostuvo. La supuesta presión para que se arrepintiera –añadió Báez- comenzó “a los pocos días” de la detención. “En abril de 2016 me llevaron a un control oftalmológico que no tenía previsto y cuando estaba esperando al médico se me acerca una mujer bien vestida y de unos 60 años. Se identifica como la doctora Balbín, se presenta como enviada del presidente Mauricio Macri y dice trabajar junto con (la número dos de la AFI, Silvia) Majdalani”. “Balbín” es Claudia Balbín, y en algún momento fue abogada defensora de tres de los cuatro hijos de Báez. El empresario la responsabilizó de la maniobra para recusar al juez Sebastián Casanello, acusando falsamente de haberse reunido con Cristina Fernández en la Quinta Presidencial de Olivos. “Me dijo que si colaboraba mis hijos no tendrían problemas y se me devolvería gran parte de mis empresas y bienes, y recuperaría mi libertad. Sólo tenía que decir que era el testaferro de la familia Kirchner, que todo le pertenecía a la ex presidente y que con ello me excarcelarían”. “Si me negaban, no sería sólo contra mí sino que mi familia sufriría las consecuencias y terminarían todos presos, y mis empresas arruinadas, lo que a la postre sucedió”. Báez insistió en que “esto es una persecución política contra los intereses del peronismo”.