Domingo 24.11.2024
Actualizado hace 10min.

“Juegan con nuestro futuro”: cómo afecta el aumento de las cuotas a los estudiantes de las universidades privadas en San Juan

Tras las repercusiones por un nuevo incremento en el pago de las carreras de la Universidad Católica de Cuyo, DAME NOTICIAS dialogó con diversos alumnos de diferentes casas de altos estudios para conocer cómo los perjudica dicha situación.

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Tras el malestar en las redes sociales, principalmente en Twitter, debido al aumento de cuotas en diferentes carreras de la Universidad Católica de Cuyo, y de una nota emitida por este medio, DAME NOTICIAS habló con estudiantes (de quienes se preservaron algunos datos sobre su identidad) de casas de altos estudios privadas con sede en la provincia de San Juan. En las entrevistas realizadas, no solamente la institución ubicada en el departamento Rivadavia presenta problemas con respecto al incremento en el pago, sino también en la Universidad Siglo 21 sucede una situación similar.

Además, en el contacto realizado con alumnos de diferentes carreras también se hizo hincapié en el estado de los edificios como en la existencia de algún reclamo hacia los directivos de las entidades académicas, o en una posible marcha, como la efectuada a mitades de abril de 2019.

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CUYO:

En este caso, se habló con Natalia (27 años y estudiante de la Licenciatura en Psicología), Mariano (24 años y estudiante de la Licenciatura en Bioquímica) y Julieta (20 años y estudiante de Medicina). Los jóvenes, que durante las notas manifestaron que las tres carreras no se encuentran en la Universidad Nacional de San Juan, resaltaron los elevados incrementos en las cuotas durante los últimos años, y cómo los afectó a ellos como a sus compañeros.

Los precios siempre fueron excesivos, pero era de conocimiento de los alumnos que se realizaban tres aumentos durante el año. Por ejemplo, en 2020 con respecto a 2019, la cuota subió un 80%. A medida que pasaron los años, se incrementa el número de aumentos por ciclo y también algunos porcentajes”, destaca Mariano, quien menciona que tanto a él como a sus compañeros “se les dificulta demasiado pagar los estudios”. “Conozco personas que ni bien empezaron la carrera tuvieron que dejarla porque las cuotas de primer año son las más caras. Otros se fueron yendo en años siguientes, sobre todo algunos chicos que residen en departamentos alejados. Muchos trabajan y ni siquiera con eso les alcanza, otros dependen de su familia, que de sus ingresos debe repartir para la universidad y demás gastos (colectivo, fotocopias, almuerzo y gastos extra)”, expresó.

Se genera mucho miedo e incertidumbre con los aumentos”, resaltó Natalia sobre este tema, aunque también aclaró que los estudiantes ya estaban avisados de este incremento, ya que en el reglamento “está pactado que el inicio de cada trimestre hay posibles subas”. “Yo tengo dos trabajos para poder ‘aguantar’ la carrera. Hago un esfuerzo enorme para seguir, y espero continuar trabajando. Sino no podría pagarla”, abundó en su relato. Además, la joven manifestó que “muchos compañeros que tuvieron que abandonar la carrera por el alto costo de la cuota” y también visibilizó que en los últimos años, el cupo de ingresantes “cayó abruptamente” en la la Universidad Católica de Cuyo.

En el caso de Julieta, se conoció que por motivos de la inflación que afecta al país, la casa de altos estudios reclamó el pago de “un 8% adicional, que son $1.000 extras de una cuota ya abonada en febrero”. “Al no pagarla se adquiere una mora que nos imposibilita rendir. Luego informaron que en marzo se hará un aumento del 10%, y así sucesivamente se aumentará cada dos meses”, dijo la alumna de la Facultad de Ciencias Médicas.

Terminaré el año pagando el doble de lo que fue 2019, y sin contar que los tres primeros meses se abona una matrícula que no tengo ni yo ni mis compañeros. Además, si hay problemas con alguna nota o regularidad, no contamos de un aval que certifica nuestro desempeño, ya que no tampoco tenemos libretas”, siguió en su relato. “Es un estrés constante. Actualmente no trabajo, pero empiezo a evaluar la posibilidad de buscar alguna labor remunerada o hacer la carrera a distancia por la excesiva carga horaria. Al gran aumento que sufrimos, también se le debe sumar el gasto en libros, fotocopias, o alquiler. Creo que juegan con el futuro de los estudiantes, ya que es la única universidad en San Juan que tiene esta carrera”, concluyó sobre los aumentos.

Sobre estos incrementos, tanto Mariano como Natalia evidenciaron algunas alternativas por parte de Universidad Católica de Cuyo para enfrentar los altos montos a pagar. “En el caso de las personas que se les dificulta, la universidad les ofrece una ‘beca’, que en realidad es un préstamo educativo, similar al sistema de las casas de altos estudios de Chile. Se descuenta desde el 20% hasta el 40% de la cuota, y cuando terminas tus estudios o los abandones, tenés un plazo de seis meses para conseguir un trabajo y devolver el préstamo, pero el valor a abonar es el vigente al último periodo. Actualmente, muchas personas están pidiendo ese préstamo”, declaró el joven. “En otros casos, se presentan para cubrir puestos de trabajo en biblioteca, editorial, laboratorios, trabajos de extensión, pero las vacantes son muy pocas y no todos acceden. Trabajando en estos lugares se te descuenta hasta un 40%, pero después no tenés que devolver el dinero”, abundó sobre estas posibilidades.

La estudiante de Psicología manifestó que, por la protesta del año pasado, la Facultad de Filosofía y Humanidades “acompañó más al alumno con becas nacionales y diferentes beneficios”, y que “se puso en vigencia la beca de fotocopias y comenzaron a pagarles a los ayudantes de cátedras”. Además, expuso que en 2019 se propuso crear el centro de estudiantes, pero la facultad “no deja armar la organización”, aunque aclaró que existen agrupaciones de alumnos, pero todas “por fuera de la institución”.

Otro de los problemas visibilizados en las redes sociales es el estado de los edificios, tema donde Julieta y Mariano coincidieron la carencia de instalaciones y elementos en condiciones. “A veces no hay comodidades para cursar algunas prácticas, ya que hay pocos elementos y la capacidad del espacio es reducida. Esta situación no solamente pasa en Medicina, sino que también en otras carreras con un gran número de alumnado”, enunció la joven.

El estudiante de Bioquímica, destacó que el estado de los edificios donde concurre “es pobre”. “En muchas aulas, no hay ventiladores o aire acondicionado, que si están instalados en las oficinas administrativas. En invierno hay que estar rogando para que prendan la calefacción. Las conexiones de luz son deficientes en algunos espacios. Además, he sido testigo de alumnos que tuvieron que rendir o tener clases alumbrando con las linternas de sus celulares cuando se les corta la luz”, resaltó sobre las diversas falencias. “A veces, por la desorganización en los horarios, faltan lugares fijos. Por tal motivo, tenemos que movernos a otras facultades a cursar en aulas aún más pequeñas. Las prioridades están al revés. Construyen baños en vez de aulas que todos los estudiantes no puedan ocupar (el uso de este espacio está destinado solamente a los alumnos de la Diplomatura en Seguridad Ciudadana -Policía-, cuya carrera en parte está financiada por el Estado), o no amplían los laboratorios, que también son pequeños. La cuota que estamos pagando claramente no se condice con el estado edilicio ni con la calidad educativa”, abundó sobre el tema.

“En las prácticas que se deben realizar en mi carrera, si se cuenta con el equipamiento necesario, pero la mayoría está guardado y no se saca. Muchas veces las actividades de laboratorio están tan desactualizadas que hay material o drogas que no se piden, y por lo tanto, no se ocupan nunca y siguen guardados. Como todo lo que no se usa, se disminuye su vida útil o se vence”, evidenció sobre el precario estado de las tareas. “De hecho, en algunos laboratorios hay falta de equipamiento. Los más nuevos no tienen campanas de seguridad y algunos microscopios no funcionan. Cabe destacar que hay cátedras que son excelentes en relación a la planificación de sus prácticas de laboratorio, y otras que son muy desorganizadas y nunca se actualizan”, siguió en su relato. “En relación a las prácticas profesionales, se sabe que hay pocos lugares y las personas que están en condiciones para empezar, deben esperar otro semestre por falta de vacantes”, concluyó sobre las prácticas en su carrera.

Sobre el estado de los edificios, Natalia solamente aclaró que en la parte de la Comisión de Psicología, las instalaciones “se encuentran en condiciones”, y que desconoce “la realidad de las demás carreras”.

Por último, los estudiantes también respondieron sobre la posibilidad de una nueva marcha en reclamo de los problemas debatidos en esta nota, como las ocurridas a mediados de abril de 2019. “No sé si habrá alguna marcha o reclamo como el año pasado, donde yo no participé. Veo que muchos estudiantes escriben quejas de la cuota en Twitter y/o que a veces la manera de cursar es difícil”, mencionó Julieta.

Mariano expuso algunas acciones de estudiantes para frenar las diversas dificultades manifestadas anteriormente. “Se habló sobre realizar una marcha o una sentada, y presentar una denuncia formal a Defensa al Consumidor. Es de público conocimiento que durante seis meses consecutivos nos aumentaron la cuota y la última suba fue sin previo aviso, lo cual es poco ético y rompe el acuerdo que se realizó entre las Asambleas de Alumnos de las distintas facultades y el Directorio de la Universidad. El mismo directorio accedió a comunicar con antelación el incremento y negociar los porcentajes con los alumnos. Dicho acuerdo fue llevado a cabo en la última manifestación contra los aumentos por parte de la universidad”, sentenció.

UNIVERSIDAD SIGLO 21:

A pesar de los incrementos en las cuotas, hubo diferencia en las opiniones de Martín (22 años y estudiante de la Licenciatura en Periodismo) y Micaela (23 años y estudiante de la Licenciatura en Comercio internacional). En el primer caso, considera que los montos no son baratos, pero reconoce que conviene estudiar en esta casa de altos estudios por los diversos servicios que presta. En el segundo ejemplo, destaca que se “paga mucho” por estudiar su carrera.

Particularmente, no ha sido excesivo el incremento de este año. Esta universidad está dividida en trimestres, y dependiendo tu comodidad de pago, podés optar por un plan que puede ser el trimestre entero, semestral o bimestral. En mi carrera, el año pasado la cuota a pagar era de $8.000 y actualmente ronda de $11.000 a $12.000”, manifestó el joven de 22 años. “Entiendo que puede ser excesivo, pero si se considera las formas de pago, descuentos, promociones a partir del rendimiento académico y el servicio online (se puede optar los horarios de estudio), que no me fue posible en la Universidad Nacional de San Juan y no lo hubiese sido en la Universidad Católica de Cuyo, en lo personal me parece adecuado”, resaltó.

Especificando con números, Micaela mencionó cómo sufrió el incremento en su carrera. “En mi opinión, pagamos mucho por estudiar. Aproximadamente, desde 2015 a 2019 la cuota aumentó un 280%. En mi primer año pagué $22.000 en total, y el año pasado aboné $61.658. En el primer semestre del 2020, el total a pagar de la matrícula es de $9.000 más $39.000 por tres materias”, manifestó.

Tengo dos compañeras que se les dificultó mucho el pago de la carrera. Una de ellas tuvo que dejar porque se pagaba sola sus estudios, mientras que la otra sigue pero con limitaciones desde lo económico. Si una ingresa a las páginas web de la universidad, se evidencia que fueron muchos los alumnos que dejaron la carrera debido a este tema”, aclaró la joven de 23 años.

En relación con este último tema, el estudiante de la Licenciatura en Periodismo describió que “hay un panorama muy amplio”. “Hay muchos alumnos de un poder adquisitivo alto, que pueden pagar sus estudios sin problemas, pero también hay gente de clase media que les cuesta abonar los servicios. Además, entiendo que no es tanto el costo como el que se debe abonar en la Católica en una carrera como Medicina, como el caso de chicos que trabajan para pagar sus estudios y ayudar a su familia”, expresó.

A pesar que el dictado de clases es a distancia a través de un sistema online, ambos alumnos de las Universidad Siglo 21 coincidieron en la falta de personal docente. “A pesar del servicio en línea, en mi carrera considero algo escaso la cantidad de profesores para consultar dudas”, declaró Martín. Micaela fue más abundante sobre esta queja, y también mencionó que el traslado a Córdoba (sede central de esta institución académica), debe ser abonado por cada estudiante. “Además del pago, no tenemos profesores y debemos ir por nuestra cuenta a rendir para la tecnicatura y/o licenciatura. No nos dan los libros que ellos te sugieren, las lecturas que nos dan a veces no tiene todo el contenido necesario e igualmente lo toman en los parciales”, manifestó.

Los jóvenes también concordaron en una ventaja: la libertad que ofrece “la Siglo 21” de elegir los horarios de cursado y examen. “Me permite acomodar mis tiempos, porque también tengo un trabajo relacionada al periodismo, y me ayuda para llevar la carrera al día. Puedo rendir hasta tres parciales en un sólo día. Además, hay sedes en diferentes departamentos de la provincia, lo que permite disminuir gastos en transporte y tiempo”, destacó Martín. “Te da la posibilidad de rendir cuando cada uno lo considere necesario. Para los parciales, te ofrecen tres semanas y podés elegir la fecha y hora. Además, al ser a distancia, es más cómodo para gente que trabaja o tenga familia”, manifestó Micaela.

Por último, fue la joven que estudia Comercio Internacional quien declaró el inconformismo de sus pares sobre el monto a pagar, la búsqueda de soluciones de los alumnos y falta de respuestas de los directivos. “Durante mucho tiempo se hicieron diferentes peticiones para bajar la matrícula y los aranceles, en la que varios alumnos firmaron, pero nunca hubo una respuesta cierta por parte de los directivos. No se comunican con nosotros sobre este tema. Solamente dicen que congelarán los precios, pero después vuelven a subir las tarifas”, mencionó.