Viernes 26.04.2024
Actualizado hace 10min.

Brasil: colapsó el sistema de Salud y aumentan los casos positivos de Coronavirus

Es uno de los países de América del Sur más afectados por la pandemia. Según anticiparon las autoridades sanitarias se espera lo peor.

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La llegada de la pandemia a Latinoamérica esta generando destrozos en algunos países que por ahora Brasil es el más golpeado por el coronavirus. 

Hasta el momento registra más de 51 mil muertes a causa del virus, es la segunda cifra más alta únicamente después de Estados Unidos y también es la segunda en contagios generales, con más de 1.000.000 de infecciones confirmadas. Sin embargo, en la mayoría de los estados las autoridades flexibilizaron la cuarentena debido a la crisis socio-económica. 

En este contexto es concebible que, cuando la COVID-19 finalmente ceda, Brasil sea el país golpeado de manera más dura que cualquier otro en el mundo.

Las razones por las que Brasil se ha convertido en un anfitrión tan perfecto para el coronavirus son diversas y aún no se comprenden por completo. Al igual que Estados Unidos, nunca emitió reglas a nivel nacional para el distanciamiento social.

Incluso si el Gobierno hubiera querido, las reglas habrían sido imposibles de aplicar en un país de 210.000.000 de personas, que, además, cuenta con entidades incluso más grandes en territorio que Francia. Esas circunstancias dejaron que los funcionarios locales hicieran lo que les parecía más conveniente, emitiendo órdenes que a veces se contradecían.

El hacinamiento en los hospitales públicos es un problema desde hace mucho tiempo, el cual se combina con el presidente Jair Bolsonaro, quien llegó al poder a través de una campaña en 2018 que hizo eco de las promesas de Donald Trump sobre “drenar el pantano”.

 

Desde que apareció el coronavirus en Brasil a fines de febrero, Bolsonaro ha obstaculizado con frecuencia los esfuerzos para contenerlo, exigiendo que los funcionarios locales abandonen tácticas severas como cerrar negocios, despedir a un ministro de salud que presionó por una respuesta más agresiva y, en un momento, limitar la divulgación de datos epidemiológicos. Sin los números “ya no habría una historia”, dijo durante una presentación en las noticias.

Brasil tiene un sistema federal y los gobernadores tienen amplios poderes sobre la salud pública. Pero su continuo rechazo de la gravedad de la pandemia ha socavado las medidas de distanciamiento en la población, mientras que la mala gestión y la corrupción en todos los niveles del gobierno han impedido que la ayuda llegue a donde se necesita.

Las consecuencias son severas. En Pará, un vasto y subdesarrollado estado vecino de Maranhão, la COVID-19 ha cobrado la vida de unos 50 por cada 100 ciudadanos, más del doble del promedio nacional. “Vi a personas llegar al hospital con familiares ya muertos en el asiento del pasajero, personas que recibieron RCP en las aceras porque los hospitales están llenos”, dijo Alberto Beltrame, secretario de Salud del estado.

Un día de abril visitó la morgue en la capital, Belém: “Había 120 cuerpos, dispersos por todas partes. Es algo que verías en una guerra. A medida que la propagación del virus continúa, Brasil puede estar convirtiéndose en el peor de los escenarios posibles, un laboratorio para lo que sucede cuando un patógeno mortal y poco comprendido se propaga sin muchas restricciones”