Llegó el día. Martes 3 de noviembre aquellos ciudadanos norteamericanos mayores de 18 años y registrados (a excepción del estado de Dakota del Norte que no requiere inscripción previa) votan por el próximo Presidente y Vicepresidente, un tercio del Senado (33 bancas) y toda la Cámara de Representantes (435 asientos), al tiempo que las elecciones estatales y locales también estarán en disputa sobre distintos puntos del país. Aunque si somos justos, la elección empezó hace bastante tiempo, el viernes 18 de septiembre más precisamente, cuando 4 de los 50 Estados del país dieron inicio a la votación adelantada (tanto por correo como en persona) en una Nación que, como te contamos en esta nota, para lo que fue la antesala al martes 3 de noviembre, registró al menos un total de 94.315.124 votos.  Esto tiene que ver con que, como ocurre desde siempre en los Estados Unidos a lo largo de todo el proceso electoral, el inicio del conteo de votos depende de las reglas propias de cada Estado.  En términos muy generales, el número de electores de cada Estado está aproximadamente en línea con el tamaño de su población (más los dos senadores propios de cada uno de los 50 Estados) y una buena mayoría de ellos vota siempre a un mismo partido (ejemplo, los republicanos se hacen fuertes en Texas y los demócratas en California).  Pero a su vez, hay algunos Estados que suelen tener votaciones más cerradas y ser más intermitentes en cuanto a lo partidario. En ello, hay seis casos bien representativos para este llamado: Florida, Carolina del Norte, Arizona, Pensilvania, Wisconsin y Michigan.  El riesgo es que en cualquiera de los casos, la perspectiva de la noche del martes 3 de noviembre puede ser errada ¿Por qué? Porque si el voto en persona por ejemplo es más propenso a Trump, la impresión de que el actual mandatario está ganando puede, una vez se cuenten los votos anticipados, puede ser errada.  Entonces, algo es seguro. Difícilmente Trump pueda ser reelecto si pierde en alguno de los 3 Estados “lentos” por lo que seguramente sea allí donde apunte desde su cuenta de Twitter.  En esa misma línea, si Biden gana en Estados “rápidos” como Florida o Carolina del Norte, solo un milagro dejaría al demócrata sin la presidencia. Ahora bien, si Trump logra mantenerse con firmeza en estos Estados, la historia recién está por empezar.