Jueves 28.03.2024
Actualizado hace 10min.

Todo lo que necesitas saber sobre las elecciones presidenciales en EE.UU.

 Estados Unidos va a las urnas. Lo que se vota, la histórica participación anticipada, las chances de conocer los resultados esta misma jornada y las posibles reacciones de Donald Trump, en esta nota. 

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En el transcurso de este martes 3 de noviembre tendrá lugar el último tramo de las históricas elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América.

Con el voto anticipado como gran protagonista, aquellos ciudadanos norteamericanos mayores de 18 años y registrados (a excepción del estado de Dakota del Norte que no requiere inscripción previa) eligen al próximo Presidente y Vicepresidente, un tercio del Senado (33 bancas) y toda la Cámara de Representantes (435 asientos), al tiempo que las elecciones estatales y locales también estarán en disputa sobre distintos puntos del país.

El campo de juego no lo ocupa el voto popular. De hecho, tras la salida de la Argentina del sistema de colegios electorales en el año 1994, Estados Unidos permanece como el único país que utiliza este modelo que tiene en 270 el número mágico de representantes del colegio electoral a alcanzar y donde puede ganar el candidato menos votado. 

En esta nota te contamos todo lo que necesitas saber sobre un llamado electoral que puede ser bisagra en la historia de la Nación más poderosa del mundo y que claro,  sigue de cerca el mundo entero. 

¿Por qué no siempre gana el candidato más votado?

Todo lo que necesitas saber sobre las elecciones presidenciales en EE.UU.

¿Qué puede ganar el que saque menos votos? Exacto. Si bien no representa la media en la histórica electoral nacional, lo cierto es que esta instancia se ha dado en cinco oportunidades (1824, 1876, 1888, 2000 y 2016) estando precisamente en la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca su antecedente más cercano. 

Para las elecciones presidenciales del año 2016 celebradas el martes 8 de noviembre, Trump se impuso a la candidata demócrata, Hillary Clinton, obteniendo incluso una sólida mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado de los Estados Unidos. 

Sin embargo, el representante del Partido Republicano obtuvo un total de 2.868.686 votos menos que la ex secretaria de Estado. E igual ganó y con contundencia. 

Para entender este punto es necesario saber entonces qué es y cómo funciona el colegio electoral de los Estados Unidos. 

Desde ya que se trata del sistema por el cual se elige el Presidente y Vicepresidente del país. El sistema fue ideado por los redactores de la Constitución a fin de proporcionar un método de elección que fuera “factible, deseable y consistente” con una forma republicana de gobierno. 

Osea que cuando los norteamericanos van a las urnas en las elecciones presidenciales, en realidad están votando por un grupo de funcionarios (los delegados) que conforman el colegio electoral que se reúne cada cuatro años para llevar a cabo la tarea de oficializar, en el mejor de los casos, el voto que provino de las urnas de su Estado. 

En términos muy generales, el número de electores de cada Estado está aproximadamente en línea con el tamaño de su población. 

Es decir, cada Estado tiene tantos electores como legisladores en el Congreso de los Estados Unidos (osea los integrantes en la Cámara de Representantes -438- y el Senado -100-). Hay 538 votos electores en total y es por eso que el candidato a presidente que como mínimo alcance los 270, será el próximo Presidente de los Estados Unidos. 

Pero entonces ¿por qué puede ganar el que menos votos sacó? Porque a excepción de los Estados de Maine y Nebraska que dividen sus votos del colegio electoral de acuerdo con la proporción de votos que recibe cada candidato, en el resto del país la proporcionalidad no existe. El que gane, aunque sea por 1 voto, se lleva todos los representantes del colegio electoral de ese Estado. 

Por ejemplo, si un candidato gana el 50,1% de los votos en Texas, se le otorgan los 38 votos electorales. De igual manera, un candidato podría ganar abrumadoramente y aún así obtener la misma cantidad de votos electorales. 

Pensalo como un partido de tenis y los games. No importa si lo ganas 40 a 0 o yendo a iguales y ventaja por varios puntos, el que gana suma 1 game indistintamente de cómo lo haya conseguido. 

Por lo tanto, es posible que un candidato se convierta en Presidente ganando una serie de batallas muy pero muy parejas en ciertos Estados, a pesar de tener menos votos en todo el país.     

El voto temprano y una participación histórica

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En el marco de una elección por demás atípica, la votación anticipada en los Estados Unidos ha alcanzado al día de hoy una participación histórica, superando con creces lo ocurrido en el año 2016. 

Según el Proyecto de elecciones de Estados Unidos a cargo de la Universidad de Florida, en la antesala al martes 3 de noviembre, se han registrado, al menos, un total de 94.315.124 votos anticipados de los cuales: 

  • 34.269.378 son votos en persona
  • 60.045.746 son votos por correo 

Sobre este último punto además se contemplan otras 31.302.182 de boletas no devueltas que restará saber sobre el conteo oficial de votos el porcentaje total que fue rechazado, desestimado o entregado fuera de término.

En cualquier caso, el número de votantes que ya han emitido su voto es histórico en un año y una elección bisagra. El número puede graficarse considerando que, con una participación del 55,4% de los votantes inscriptos, en las elecciones del año 2016 (considerando todos los votos, anticipados y de la jornada electoral) se emitieron 137.053.916 sufragios. 

Lo cierto es que en un país que actualmente promedia entre 80.000 y 90.000 nuevos casos diarios de coronavirus y ante el entusiasmo generalizado de la ciudadanía, los registros arrojan cifras por demás contundentes.

En esto es importante saber que hay algunos Estados que suelen tener votaciones más cerradas y ser más intermitentes en cuanto a lo partidario. En ello, hay seis casos bien representativos para este llamado: Florida, Carolina del Norte, Arizona, Pensilvania, Wisconsin y Michigan. 

Entonces, veamos los ejemplos: 

  • Arizona, Florida y Carolina del Norte se muestran bastante propensas a contar la mayoría de los votos de manera “rápida”. Si bien la capacidad de respuesta a los votos por correo no tienen precedentes históricos, han hecho lo mínimo para prepararse.
  • Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, ahí donde Trump consagró su victoria en el año 2016, se han negado las maneras de adecuar el procesamiento y conteo de votos por correo. 

El riesgo es que en cualquiera de los casos, la perspectiva de la noche del martes 3 de noviembre puede ser errada ¿Por qué? Porque si el voto en persona por ejemplo es más propenso a Trump, la impresión de que el actual mandatario está ganando puede, una vez se cuenten los votos anticipados, puede ser errada. 

Entonces, algo es seguro. Difícilmente Trump pueda ser reelecto si pierde en alguno de los 3 Estados “lentos” por lo que seguramente sea allí donde apunte desde su cuenta de Twitter. 

    

¿Se va a conocer al ganador la noche de las elecciones?

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Todos los Estados del país ofrecieron opciones de votación anticipada o por correo, aunque las reglas específicas y los plazos varían según el caso.

Por ejemplo, diez de los distritos del país (California, Colorado, Hawái, Nevada, Nueva Jersey, Oregón, Utah, Vermont, Washington y Washington, DC) enviaron boletas por correo de manera automática a todos los votantes elegibles. Otros en cambio, como Indiana, Louisiana o Texas, solicitaron razones específicas para poder obtener una boleta por correo.

En lo que a la votación anticipada en persona respecta, lo cierto es que se han observado largas filas en distintos puntos del país, en parte por el propio entusiasmo electoral y las demoras referidas a los protocolos sanitarios, así también como con fallas técnicas ocurridas en los centros de votación.

En este caso, como en todo el proceso electoral, el inicio del conteo de votos depende de las reglas propias de cada Estado. 

Por su parte, la votación por correo representa mayores dificultades por varias razones. Por un lado, por el altísimo número de boletas emitidas bajo esta modalidad. Además, las fallas humanas (firmar mal, usar un color de tinta no autorizado, etc.) suelen representar una tasa más alta de rechazo que los sufragios emitidos en los lugares de votación. 

En este caso tampoco hay un criterio único sobre el procesamiento de boletas, en tanto algunos Estados como Florida ya comenzaron a hacerlo, en tanto muchos otros como Pensilvania no pueden iniciar esta modalidad hasta el mismo día de las elecciones.

El sistema electoral descentralizado de esta Nación plantea en la práctica que los procedimientos y las políticas varían de una jurisdicción a otra en tanto los votos y su recuento van a ritmos diferentes pudiendo llegar a tardar días en conocerse.

    

“Ganar” y accionar legalmente: el posible plan de Trump

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Para Donald Trump el voto por correo es un sinónimo de fraude algo que nos lleva entonces a lo que vimos en esta nota sobre el conteo de votos y los Estados “lentos” y aquellos “rápidos”. 

Esto posiblemente tenga una importancia mayúscula en el desarrollo de la noche electoral ¿Por qué? Porque si el voto en persona de hoy es más favorable a Trump, la primera impresión (sin los anticipados) puede ser la de que está ganando. 

A partir de esto lo que se puede esperar es que el mandatario utilice todo su poder político para finalizar cuanto antes el conteo de votos de esta jornada y dilatar judicialmente el proceso de aquellos que fueron realizados de manera anticipada ¿La intención? Hacer del paso del tiempo y las “demoras” un sinónimo de fraude. 

De hecho, los asesores de Trump ya dijeron que su mejor esperanza era si el presidente gana Ohio y Florida privando a Biden de una rápida victoria y dándole a Trump el espacio para socavar la validez de las papeletas de votación por correo no contadas en los días venideros. 

Donald confirmó que intentará que el recuento de los votos finalice el mismo martes y advirtió que tiene listo a su equipo de abogados para concretar su cometido ante los jueces.

“No creo que sea justo que tengamos que esperar mucho tiempo después de las elecciones” para saber el ganador, afirmó.

Lo que sí parece claro en medio de toda esta incertidumbre es que la negativa de Trump a decir si aceptará los resultados de la noche de las elecciones es todo menos un capricho arbitrario. 

Puede tratar de conservar su título tanto tiempo como pueda, incluso si eso significa una batalla legal prolongada y complicada por los resultados de las elecciones.