Aquel 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca de México, Diego Maradona completó una de las actuaciones más maravillosas de todos los tiempos en el fútbol y el deporte. Con dos goles propios, uno con la mano y el otro en una demostración de destreza y talento puro, Argentina venció a Inglaterra y avanzó a las semifinales del Mundial. Con el paso del tiempo, poco se supo sobre quién se quedó con aquella camiseta inédita para la Selección. Fue recién en 2012 que el mundo la volvió a ver exhibida en el Museo Nacional del Fútbol que está ubicado en la ciudad de Manchester, en suelo inglés. Pero hasta ese tiempo fue un rival que padeció a Maradona en el césped el que se había quedado con ese preciado tesoro. Steve Hodge, el mediocampista que fue titular en Inglaterra con la camiseta 18, intercambió su remera con Maradona tras el duelo. El ex jugador del Nottingham Forest y del Leeds United sufrió las crudas miradas de sus compañeros, que una vez que llegaron al vestuario tras la eliminación mundialista, no pudieron comprender cómo alguien del plantel había tenido la osadía de intercambiar una ofrenda con el hombre que los dejó sin su sueño. Con el paso de los años, el valor simbólico de esa camiseta 10 de un azul brillante creció. Lo mismo sucedió con su valor económico. Muchos estiman que esa casaca estaría valuada en más de 600.000 dólares, un costo que, en caso de que alguien la quisiera adquirir, la transformaría en la remera por la que más se pagaría en la historia superando incluso a la que utilizó Pelé en la Copa del Mundo de 1979. El 27 de marzo de 2002, la número 10 que usó O Rei para liderar a la Verdeamarela al título mundial en México fue comprada en Christie ‘s de Londres, por una suma superior a los 200 mil dólares de la época. El tiempo pasó. Con la muerte de Diego Maradona, esa reliquia que todavía sigue en poder de Steve Hodge, suma hoy aún más valor del que ya tenía para la historia del fútbol mundial.