El ministro de Justicia de la Nación, Martín Soria, aseguró en una entrevista en Radio 10 que “el 56% de la estructura del Poder Judicial está conformada por mujeres. Pero solo el 31% de ellas llega a ‘grandes’ cargos”. Con “grandes” se supone que aludió a los de mayor jerarquía. El Mapa de Género de la Justicia Argentina del año 2020 -que publicó la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación- indica que, si se considera al total de integrantes del sistema judicial del país, el 56,9% está compuesto por mujeres y el 43,1%, por varones. El mismo informe sostiene que en 2020 “sólo el 31% de las máximas autoridades (ministras/os, procuradoras/es generales, defensoras/es generales) eran mujeres”. Al contrario, las mujeres fueron mayoría en el funcionariado y en el personal administrativo (61% y 60%, respectivamente), mientras que el personal de servicio fue mayoritariamente masculino (68%). También puedes leer: “Con total razón se quejan los jóvenes de que los ingresos a tribunales carecen de objetividad”, dijo la vicepresidenta del Foro de Abogados   En la misma línea, el informe “Sexo y poder, quién manda en la Argentina” del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), que releva la participación de las mujeres en los ámbitos de poder, sostiene que de acuerdo con los datos del Departamento de Información Universitaria de la Secretaría Políticas Universitarias de 2017, el 60% de las egresadas de las Facultades de Derecho de todo el país son mujeres. Sin embargo, si se consideran los puestos de más alta decisión en la Justicia Nacional y Federal, tal como ocurre en la Justicia Provincial, estos números bajan: entre las autoridades judiciales de nivel federal, las mujeres no logran alcanzar ni el 25% de los cargos de rango más alto. La abogada y socia fundadora de ELA, Sofía Harari, explicó que el Poder Judicial tiene un nivel de participación femenina que, si bien no es el deseado, es muy superior al del Poder Ejecutivo, el peor de los 3 poderes en cuestiones de género. Y agregó que “el Poder Judicial es una actividad bastante feminizada, en la que existen barreras objetivas y subjetivas en la elección de los cargos de mayor jerarquía, aunque va cambiando de manera lenta”. Además, indicó que “no debiéramos olvidar que el proceso de elección de jueces tiene una parte de evaluación de méritos y antecedentes y una parte política. Y en esa parte política, el Poder Ejecutivo no siempre ha estado dispuesto a facilitar el acceso de las mujeres a los cargos, siendo el Poder Ejecutivo quién decide cuáles son los pliegos que se mandan al Senado”.