El reciente estudio de la Universidad de Oxford, que ha comenzado a ser analizado por el resto de la comunidad científica, revelado por el diario británico The Guardian, enseña, en blanco sobre negro, que los adultos completamente vacunados, con las dos dosis de la vacuna de AstraZeneca/Oxford o Pfizer/BioNTech, pueden alcanzar niveles de infección por coronavirus tan altos como aquellos que no fueron inoculados con ninguna dosis de cualquier vacuna de emergencia disponible. Desde luego, que se mantiene la evidencia acerca de la reducción de la mortalidad o de los casos graves en aquellas personas que tienen el esquema de vacunación completo, sin embargo, este reciente estudio enciende las alarmas frente a la complejidad que ofrece la súper contagiosa variante Delta que se ha convertido en la cepa dominante del Sars-CoV-2 en números países occidentales. El reciente estudio concluye que estar completamente vacunado reduce el riesgo de infección pero si una persona termina contrayendo Covid-19 por la variante Delta, ésta puede tener niveles de virus similares a los de las personas no vacunadas. Precisamente, sobre esta categoría de personas no vacunadas en el mundo, recae una presión inmensa que, en algunos casos son abiertamente hostiles a la vacunación pero, en otros, en la gran mayoría, se trata tan sólo de personas que prefieren aguardar un tiempo para tomar la decisión de inocularse, En la misma semana que se conoció este preocupante informe de la Universidad de Oxford la vocera de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Fadela Chaib fue contundente, “en general la OMS se opone a cualquier vacunación obligatoria. De cualquier manera, me gustaría expresar con énfasis que debe explicarse a la población en general cómo funcionan las vacunas y lo importante que son”. De esta forma no hay posibilidad alguna que el organismo de salud multilateral se expida por la obligatoriedad de las vacunas aprobadas de emergencia ante la pandemia de Covid-19. A pesar que el debate ya este planteado en la opinión pública, motorizado en algunos casos por representantes de Estados nacionales como Emmanuel Macron en Francia o Justin Trudeau en Canadá y, en otros casos, por representantes del sector privado de la economía, directivos y ejecutivos de CNN, Facebook o Disney, son algunos ejemplos posibles de empresas multinacionales, a los que quiso sumarse, en el capítulo nacional, de manera intempestiva y extravagante, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, que llegó a plantear, “quien quiera entrar a trabajar a una fábrica tiene que vacunarse”. Además de amenazar a los trabajadores con no cobrar el salario por sus servicios. Una bizarra declaración teniendo en cuenta que en Argentina no están disponibles las segundas dosis que la población requiere ni se consiguen vacunas como las de Pfizer/BioNTech como sucede en los países del primer mundo. Los dirigentes mundiales parecen comenzar a dividirse entre aquellos que apuestan por la obligatoriedad de la vacunación anti Covid para alcanzar la inmunidad de rebaño y entre aquellos que son más cautos teniendo en cuenta informes como el de la Universidad de Oxford, reseñado más arriba, o políticos que entienden que no se puede avanzar contra las libertades civiles. Por el bando de la vacunación obligatoria comienzan a inclinarse Presidentes y Primeros Ministros como Macron; Trudeau; Joe Biden o el italiano Sergio Mattarella quien afirmó a la prensa internacional que  “la pandemia aún no ha quedado atrás. El virus ha cambiado y está demostrando ser aún más contagioso. La vacuna no nos hace invulnerables, pero reduce en gran medida la posibilidad de contraer el virus, su circulación y su peligro. Por estas razones, la vacunación es un deber moral y cívico”. Precisamente, las esferas de análisis cívica-político y ético-moral, son las que utilizan prestigiosos académicos e intelectuales para comenzar a alzar su voz ante lo que consideran el avance del Estado contra la integridad corporal de los individuos y la caída de las libertades civiles.   Cuarta ola de contagios   La impetuosidad a favor de las vacunas de Justin Trudeau en Canadá, que atraviesa una cuarta ola de contagios por causa de la cepa delta, se vio afectada por una carta pública de académicos que han salido en defensa de aquellos ciudadanos del mundo que han decidido no aplicarse ninguna vacuna de emergencia. El texto que puede consultarse en el sitio de la Asociación de libertades civiles de Ontario, https://ocla.ca/a-letter-to-the-unvaccinated/ señala, “…el control de nuestra integridad corporal puede ser la última frontera de la lucha por la protección de las libertades civiles”. Un argumento similar al esbozado ante NA por el biólogo argentino Eduardo Wolovelsky. https://noticiasargentinas.com/sociedad/eduardo-wolovelsky-con-el-certificado-de-vacunacion-obligatorio-marchamos-hacia-una-especie-de-totalitarismo-sanitario Académicos de distintas disciplinas, no sólo médicas, como Angela Durante, Denis Rancourt; Claus Rinner; Laurent Leduc; Donald Welsh; John Zwaagstra; Jan Vrbik y Valentina Capurri, entre otros, decidieron presentarse en sociedad ante el anuncio del  gobierno canadiense de hacer obligatorias las vacunas contra el covid-19 en toda la administración pública federal y de la exigencia para que todos los pasajeros de aviones comerciales, trenes interprovinciales y cruceros estén completamente vacunados a más tardar en el mes de octubre. El malestar por estas decisiones no parece justificarse con la realidad de la distribución de las vacunas a escala planetaria. Para los expertos internacionales, entre ellos las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa estimada de protección de la población debería estar cerca al 90% para alcanzar la ansiada y, hoy por hoy, utópica inmunidad de rebaño, si tenemos en cuenta la presencia de la variante Delta que ha desatado una nueva oleada de contagios en países con su población altamente vacunadas, como en el caso de Israel, que para algunos laboratorios se ha convertido en una gran fuente de información acerca de la eficacia y seguridad de sus productos. Por todo ello, la OMS apunta que mientras los países más pobres intentan hacerse de vacunas sin importar su procedencia para evitar los desbordes sanitarios, las naciones más ricas apuntan llegar a las personas más frágiles pero también a aquellos de entre sus habitantes que aún vacilan acerca de los beneficios de vacunarse. Ante este panorama, la vocera de la OMS, Fadela Chaib, también señaló, “los inmunizantes son solo "una de las varias herramientas que tenemos en nuestras manos". Las vacunas solas no alcanzan en la lucha contra el coronavirus y deben combinarse con las medidas para frenar los contagios. Aún no es tiempo de abandonar los barbijos. Al menos mientras no surjan tratamientos y remedios eficaces contra las infecciones. La cuestión por el origen La crisis está presente y para muchos científicos indagar por el comienzo de la pandemia es una pérdida de tiempo y recursos, en particular si tomamos en cuenta la gran cantidad de virus que han saltado desde los animales a los seres humanos en la historia de nuestra existencia como especie, sin embargo, una declaración de un investigador en jefe y una selección de personal de la OMS han puesto el tema entre los más relevantes de las últimas horas. El Dr. Peter Ben Embarek, jefe del equipo que investiga el origen del Sars-CoV-2 afirmó a la televisión de su país, Dinamarca, que “el Covid-19 pudo comenzar después de que un investigador de un laboratorio de la ciudad china de Wuhan se infectara con un murciélago”. Según el doctor danés, el paciente cero podría haber sido un empleado del laboratorio de Wuhan, especializado en la investigación de este tipo de coronavirus, que trabajaba en contacto directo con un murciélago infectado por el SARS-CoV-2 provocando la propagación del mismo por el mundo entero. Ben Embarek continuó explicando, “es allí donde el virus pasó directamente de un murciélago a un humano y, en este caso, ocurrió entre un empleado de laboratorio y no entre un campesino u otra persona que tuviese un contacto regular con este animal”. Al ser consultado acerca de la reacción de las autoridades del gobierno comunista de China, Ben Embarek, afirmó haber tenido grandes dificultades para discutir esta teoría con las autoridades chinas. “Durante las vistas tuvimos una introducción y luego pudimos hablar y preguntar sobre todos los temas. Sin embargo, no pudimos consultar ningún tipo de documentación”, precisó el experto. A estas declaraciones producidas el 12 de agosto pasado le siguió la convocatoria lanzada, el pasado viernes 20 por la OMS, para seleccionar 25 expertos que formen parte del Grupo de Asesoramiento Científico sobre los Orígenes de los Nuevos Patógenos (SAGO, por sus siglas en inglés). Esta oficina asesorará a la OMS sobre las consideraciones técnicas y científicas relativas a los orígenes de los patógenos emergentes y reemergentes de potencial epidémico y pandémico, y estará compuesto por una amplia gama de expertos que actuarán a título personal. No sólo de Covid-19 viven los virus. Es bueno recordar que hay otras amenazas, endémicas en algunos casos, y en otras, hay patógenos que han emergido y reemergido, a saber, el MERS-CoV, el Lassa, el Marburg, el Ébola, el Nipah, la gripe aviar y el SARS-CoV-2. La vocera de la OMS explicó “esta oficina es fundamental para ayudar a la OMS, a los Estados miembros y a las instituciones asociadas a prepararse para futuras amenazas de propagación y para minimizar el riesgo de que un brote de la enfermedad se convierta en una pandemia". Pero, fundamentalmente, el grupo de asesoramiento orientará a la cúpula de la OMS acerca de los próximos pasos para comprender que sucedió en el comienzo de la pandemia en la gigantesca ciudad de Wuhan. Para ello, sostiene el documento de selección de personal, "los integrantes elegidos deberán trabajar de manera científica, transparente, exhaustiva y rápida”. Los tres primeros ítems pueden depender de los 25 escogidos pero la última categoría, la de la rapidez, indudablemente, será potestad del Partido Comunista de China Fuente: Noticias Argentinas