A medida que los niños crecen, van adquiriendo nuevas habilidades psicomotoras tales como caminar, correr, treparse, etc, como también llevarse a la boca todo lo que esté a su alcance como una forma de descubrir el mundo que los rodea. Estas habilidades deben ser supervisadas permanentemente por un adulto, dado que si no se les presta la debida atención pueden terminar en severas complicaciones. Es por ello que es necesario tomar una serie de recaudos para nuestros niños crezcan felices y poder disfrutarlos, teniendo en cuenta que ellos aún no toman conciencia de los potenciales peligros a su alrededor. Según datos de instituciones como el Ministerio de Salud de la Nación y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), cada día mueren en el país tres chicos por accidentes que pueden prevenirse. La casa es el lugar en donde más ocurren los accidentes domésticos siendo la cocina y el patio de la vivienda los lugares de mayor peligro: en tanto hay evidencia que indica que la escuela y la calle constituyen otros lugares de mayor riesgo. Los niños de las zonas rurales merecen una atención diferente por las condiciones propias que les tocan para vivir, tal es así que se debe procurar mantenerlos alejados de los animales, trampas de caza, armas, maquinarias agrícolas, plaguicidas y herbicidas; no dejarlos solos en bosques, montañas o descampados, ni permitir que transiten sin compañía de mayores; no caminar por banquinas de rutas ni vías de tren. En el mar, ríos, lagunas y piscinas: nunca dejarlos solos, aunque sepan nadar; asegurarse de que el lugar esté habilitado para bañarse; colocar valla protectora de 1,5 m alrededor de la piscina; colocarles chalecos salvavidas cuando naveguen. Desde el Ministerio de Salud Pública se insta a los padres o mayores a cargo en reforzar la prevención y el cuidado para evitar innumerables lesiones, con sus dolorosas consecuencias físicas y psíquicas, muchas de ellas irreparables. Entre las consideraciones que los padres deben tener en cuenta son los siguientes: Guardar bien los objetos filosos o punzantes (cuchillos, tijeras, agujas de tejer, etc.). No le des para que jueguen con cordones, ni bolsas plásticas, ni globos, ni objetos pequeños. No le des al niño alimentos que puedan aspirarse con facilidad (garrapiñadas, maníes, etc.) Retirar los objetos que pueden resultar dañosos a los niños y asegurar la libre circulación, sin obstáculos que impidan el juego de los más pequeños. Colocar protecciones en escaleras, balcones y ventanas; tapar los tomacorrientes y no dejar cables o alargues en el piso; no cocinar ni encender fuego con ellos en brazos. El comportamiento de los padres debe ser el modelo y el ejemplo desde donde se basa la enseñanza. Muchas veces la inocencia y curiosidad pueden ser los desencadenantes de accidentes dolorosos e irreversibles.