Alberto Fernández se reunió este mediodía con 14 gobernadores (10 en forma presencial y 4 conectados a través de una videoconferencia) para discutir y acordar una postura común respecto al fallo que ayer dio a conocer la Corte Suprema sobre el porcentaje de coparticipación que el gobierno nacional le quitó a la Ciudad de Buenos Aires. La decisión que se tomó en esa reunión fue no acatar el fallo de la Corte Suprema. La decisión política -que se definió en conjunto- es que ni el Presidente ni los mandatarios entregarán una partida que implique beneficiar a la Ciudad de Buenos Aires y perjudicar al peronismo en sus decisiones de gestión, en lo que será un año atravesado por las elecciones que habrá en todo el país. El argumento jurídico que utilizan en Balcarce 50 se basa en la ley de cautelares. Específicamente en el artículo 9, donde se indica que “los jueces no podrán dictar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma, perturbe los bienes o recursos propios del Estado”. En la Corte Suprema explican por qué el fallo es aplicable y no tiene sustento el argumento del Gobierno. Sostienen que la tomada no es una medida cautelar que afecte o obstaculice los bienes del estado, sino que el máximo tribunal lo que hizo fue asignar a quienes corresponde esos bienes y recursos del Estado. En la Casa Rosada aseguran que el Presidente ya tomó una decisión: no va tomar deuda, no va emitir y no va a reasignar partidas presupuestarias para poder compensar el porcentaje de dinero que la Corte le devolvió a la ciudad que gobierna Horacio Rodríguez Larreta. Fernández no tomará deuda ni emitirá más pesos porque eso generaría un incumplimiento en el acuerdo que el Gobierno firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y no reasignará partidas porque el Presupuesto 2023 ya fue armado y aprobado en el Congreso de la Nación. En Balcarce 50 advierten que si la Ciudad quiere que el dinero salga del Presupuesto, entonces se debería realizar y aprobar una reforma del proyecto. En caso contrario, la discusión seguirá empantanada. La discusión política quebró la relación entre los gobernadores y Rodríguez Larreta, y llevó un nuevo pico de máxima tensión el vínculo entre el gobierno porteño y el nacional.