Luego del crimen del colectivero Daniel Barrientos y la oleada de robos y violencia que atravesó la zona oeste de la provincia, las diócesis de San Justo y Laferrere emitieron un comunicado y le pidieron al Gobierno mayor intervención: “Corremos riesgo de ser una sociedad que empiece a hacer justicia por mano propia”, se lee en el documento. El crimen del conductor que ocurrió en la madrugada de este lunes generó conmoción y durante el resto de la jornada hubo paro de colectivos en todo el conurbano. En medio de las protestas, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, fue golpeado por los manifestantes. En el clima de violencia que atraviesa la zona y la preocupación de los vecinos, el obispo de Laferrere, Monseñor Jorge Torres Carbonell, y el de San Justo, Monseñor Eduardo García, le solicitaron al Gobierno mayor intervención. “En las puertas de la semana Santa, los hechos acontecidos el día de ayer y que son de público conocimiento nuevamente nos han confirmado que la Pasión sucede hoy: un inocente asesinado fruto de la falta seguridad instalada en nuestros barrios y de los pequeños intereses creados”, manifestaron al inicio del texto. En el mismo escrito señalaron que aunque se sienten consternados por lo sucedido, no se asombran porque “es uno más en la lista de los últimos años en los cuales ningún barrio ni zona ha quedado exento del robo, la entradera, el apriete, el choreo de celulares a plena luz del día; muchos de ellos seguido de muerte”. Además, manifestaron que la sensación de los vecinos es que viven “en territorio liberado”. “Porque se hace la vista gorda a menos que el hecho se venga encima y no haya más remedio que actuar; negociado porque atrás de esta inseguridad sabemos que operan las grandes mafias de los narcos que han invadido con su negocio nuestros barrios y tienen como soldaditos a nuestros pibes o como consumidores que salen a robar lo que sea para poder ir a comprar la ‘merca’ que necesitan para seguir viviendo”, agregaron. En el final del comunicado repudiaron las agresiones al ministro Berni, pero señalaron que “es difícil pedir un diálogo sereno con la sangre de un compañero trabajador en las manos”. “Necesitamos un diálogo profundo y sincero. Si bien hasta ahora ha habido silencio de parte de las autoridades, es más honesto hacer silencio que realizar promesas que no se van a cumplir y que llevan a la frustración”, sostuvieron. Torres Carbonell y García reclamaron respuestas visibles que cuiden la vida del pueblo porque “estamos en riesgo de ser una sociedad que empiece a hacer justicia por su propia mano”.