“Te digo la verdad, me nubló. Cuando me rescaté ya era todo distinto y me pregunté ‘¿qué hice?’”, dijo ayer Williams Alexander Tapón en dos reportajes televisivos para explicar por qué había agredido violentamente al árbitro Cristian Paniagua, que intervino en el partido de fútbol amateur que Tapón jugó el sábado en Sarandí. Horas después de hablar con los medios y de ser imputado de intentar matar al réferi, el joven futbolista amateur y albañil de 24 años fue encontrado muerto en las vías del ferrocarril cercano a su casa en Gerli con un tiro en la cabeza. De acuerdo con los primeros datos de la investigación que lleva adelante la fiscal Alejandra Olmos Coronel, todo indica que se trató de un suicidio. Sin embargo, fuentes judiciales con acceso al expediente indicaron a Infobae esta mañana que el arma todavía no fue encontrada y por eso la funcionaria ordenó a la Policía Bonaerense un rastrillaje en la zona para hallarla. Según fuentes policiales, familiares y amigos de Tapón movieron el cuerpo a la vereda tras hallaron en las vías de General Paz y Heredia. El arma sigue sin ser hallada. Agustina, la pareja de Tapón, también habló esta mañana con el canal Crónica HD tras confirmarse la tragedia. La joven contó que el joven era el padre de sus dos niños -uno de 2 y un bebé de apenas 7 meses- y resaltó que “quedó mal” después de las notas que había brindado. “Le preguntábamos qué opinaba y no sabía qué respondernos. Él siempre se tomaba todo a la ligera”, señaló. Nacido el 21 de agosto de 1998, Williams estaba registrado como albañil en la AFIP. Había tenido trabajo en blanco en una constructora de Ranelagh, al menos, hasta el mes de abril, según sus registros previsionales. Vivía en el barrio Agüero, en la localidad de Gerli, partido bonaerense de Avellaneda. En su equipo, “La Cortada FC”, Tapón era el capitán y usaba la número 10. Jugaba un torneo de fútbol 8 amateur entre doce equipos. Fue en el marco de ese campeonato que el sábado pasado golpeó salvajemente al árbitro Ariel Paniagua en un encuentro amateur contra un equipo llamado “El Rejunte” en el Complejo 98, las canchas de la avenida Mitre al 3900. La víctima quedó tendida en el suelo tras recibir una patada a la altura de la nuca que lo dejó desmayado. El hombre estuvo internado y ayer por la tarde pasó por la comisaría para realizar la denuncia. Las imágenes del ataque fueron captadas desde un teléfono celular de uno de los espectadores. Allí se puede ver claramente el momento del ataque de los futbolistas. En primera instancia, un compañero de Tapón reaccionó luego de que el referí le mostrase la tarjeta amarilla y le dio un empujón. El juez lógicamente lo expulsó. Molesto, el jugador lanzó un insulto y fue entonces que el capitán del equipo corrió directamente a golpear al juez: le pegó dos trompadas al rostro del árbitro, aprovechando que estaba anotando la expulsión y, una vez que cayó al piso, indefenso, le aplicó una patada a la cabeza. Así fue el ataque al árbitro “Empezó todo así: iban dos minutos y ya le habían pegado a un compañero mío y el árbitro no lo cobraba. Yo era capitán, así que le decía ‘juez, cobrala, si lo viste, estabas a dos metros’. Él me decía ‘no la vi’ y no cobraba nada”, relató el joven una entrevista con Telefe, en la que se hizo llamar Dimitri. “Seguíamos jugando, pero hacíamos una mal y ya nos tiraba todo a nosotros: uno jetoneaba, amarilla. Otro jetoneaba y ya le quería sacar la roja, por eso yo ya venía enojado y le pegué, sin darme cuenta. Yo ya le pedí disculpas, hoy estuvimos hablando con el referí”, agregó. A su turno, en Canal 9, Williams -también bajo su seudónimo de Dimitri- dijo que la única explicación de su ataque fue que lo hizo porque “tenía enojo”. “El árbitro no ayudó; de entrada estaba cobrando todo para ellos”, justificó. Luego denunció que el árbitro “quería que le pague $300.000 para no hacer la denuncia”. Por el ataque, además del repudio generalizado y de la viralización de las imágenes, Tapón fue denunciado por Paniagua en la Comisaría 4° de Avellaneda e imputado por el delito de tentativa de homicidio agravada por alevosía en el contexto de un espectáculo deportivo. Anoche, el jugador amateur se encontraba jugando con sus dos hijos hasta que de repente le dijo a su mujer, Agustina, que se iba a ir de casa. Se abrazaron, ella le preguntó si iba a comer con ellos y él le dijo que hiciera milanesas. Ese fue el último diálogo cara a cara. Antes de quitarse la vida, la joven aseguró que Williams le mandó un mensaje de audio en el que le dijo que no quería que su familia lo viera “sufriendo todos los días en la cárcel”. Fue como una suerte de último adiós. “En el audio que me manda despidiéndose me dijo ‘cuidá de nuestros hijos’ y ‘yo prefiero que sufran todos de una a que me vean sufriendo todos los días en la cárcel’. Luego, un familiar le dijo que lo habían encontrado inconsciente. Agustina se acercó con la esperanza de que estuviera vivo. “No se le veía sangre en la cara. Cuando me acerco, ya estaba frío y no respiraba. Estaba en un pozo tirado”, relató la mujer, quien desconocía de dónde había sacado el arma. La alerta sobre el hecho llegó a la Policía Bonaerense mediante un llamado al 911