El municipal Oscar Picón no quería que su hijo Sergio pasara frío. Por eso le insistía en que, entre semana, dejara la bicicleta y viajara en colectivo desde la casa alquilada de Caucete en la que habitaba con su pareja y su hija de 3 años, hasta su trabajo en la fábrica Taranto. Así ocurrió hasta el último martes, pero el miércoles a la mañana, tras cumplir su jornada nocturna, Sergio Nasser Picón (28 años, más conocido como "Tito") recorrió los pocos metros que separan su lugar de trabajo de la casa de sus padres que viven al lado, tomó la bicicleta Venzo de su papá Oscar y partió a Caucete. El jueves cerca de las 22.30, Oscar se inquietó porque, como núnca antes desde que su hijo trabajaba en esa fábrica, demoraba en cumplir la ceremonia diaria de llegar un par de horas antes, comer algo y compartir con sus padres para luego partir a otro día laboral. También se inquietaron sus compañeros de trabajo por esa demora y así se lo hicieron saber a la familia. Todo se aclaró cuando una vecina y amiga, Betiana, fue a la casa de los Picón a decir que hubo un accidente, que necesitaban contactarse con algún familiar. Sabía que Sergio había corrido la peor suerte, pero de eso la joven no dijo nada. Partió junto a Oscar en su auto por unas calles internas que desembocan en el lugar donde había ocurrido el siniestro (el km 16 de la Ruta 20, casi en el ingreso a la escuela Procesa Sarmiento), pero al llegar un policía les cortó el paso. Oscar pareció presentirlo, pero se resistía a creer que su hijo hubiera estado involucrado en ese accidente. Tampoco lo creyó cuando le acercaron una foto de la bicicleta y la reconoció como suya, sin dudar, pero entonces intentó darle otra explicación: quizá Sergio la había prestado a otra persona. Se le estrujó amargamente el pecho cuando le dijeron que el fallecido era, efectivamente, el segundo de sus tres hijos. Y entonces empezaron a correr lágrimas por sus mejillas, mezcladas con imágenes de esos instantes imborrables con su hijo: Sergio hincha de River, Sergio jugando al fútbol, Sergio andando en bicicleta o dando clases a los chicos en un gimnasio. Sergio, estudiante de Educación Física, porque amaba el deporte. Sergio formando pareja, convirtiéndose en padre y yéndose a vivir a Caucete. Y otras más recientes, como esas escenas de un Sergio feliz, porque después de varios meses había quedado efectivo en la fábrica y ya preparaba un modesto festejo para celebrar ese paso tan importante, que le daba estabilidad. O Sergio con la esperanza de tener su casa propia del IPV, para dejar de andar viviendo de prestado o pagando alquileres. "Dios tendrá sus razones, pero mi hijo nunca se había llevado mi bicicleta... no lo puedo creer. No es por nada o porque sea mi hijo, pero él era una gran persona", dijo ayer Oscar, estremecido.