Marrakech, una ciudad apreciada tanto por marroquíes como por turistas extranjeros por sus mezquitas medievales, palacios y seminarios ricamente decorados con vívidos mosaicos en medio de un laberinto de calles de tonos rosados, amaneció en estado de conmoción el sábado después del violento terremoto que sacudió Marruecos la noche anterior, dejando un saldo de más de mil personas fallecidas. Este terremoto fue el más potente en el país del norte de África en los últimos 120 años. Las estrechas calles del Mellah, el histórico barrio judío en la medina, quedaron llenas de escombros. Los antiguos edificios se derrumbaron y los techos de madera sufrieron daños severos. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó que el terremoto tuvo una magnitud de 6,8 y se produjo a una profundidad de 18,5 kilómetros, con el epicentro situado a 71 kilómetros al suroeste de Marrakech. El sismo tuvo lugar poco después de las 23 horas locales (19 horas en Argentina). Aunque el alcance completo de los daños en Marrakech aún no estaba claro el sábado por la mañana, la mayoría de los principales sitios históricos de la ciudad antigua parecían estar en gran medida intactos. No obstante, algunas imágenes compartidas en las redes sociales mostraban grietas y escombros en una pequeña sección de las murallas medievales. En la ciudad ocre, donde se reportó un balance preliminar de 13 personas fallecidas, cientos de turistas y residentes de los barrios cercanos buscaron refugio en la famosa plaza Yamaa al-Fna. Además de Marrakech, el violento temblor se sintió en ciudades como Rabat, Casablanca, Agadir y Essaouira, generando pánico entre la población.