La final del Mundial Qatar 2022 quedó en los libros de historia como una de las definiciones más épicas del deporte. Argentina se bordó la tercera estrella sobre el escudo y cada uno de los protagonistas buscó recuerdos en el Lusail Iconic Stadium para evocar el partido en un futuro. La pelota con la que Gonzalo Montiel cerró la tanda de penales frente a Francia es uno de los objetos más preciados de dicha jornada y Marcos Acuña se encargó de revelar quién se la llevó a su hogar. El Huevo le abrió las puertas de su casa a Sofía Martínez y al programa La Llave de la Eternidad, en el que mostró algunas de las cosas que se quedó de la reciente Copa del Mundo. En un momento, la periodista ve una Al-Hilm y lanzó una pregunta al aire. “¿Y esta pelota?”, consultó a lo que rápidamente recibió la respuesta del lateral izquierdo. “La de la final, digamos. Esa se la llevó Scaloni. La del penal de Montiel se la llevó Scaloni”, reveló Acuña para dejar grabado el paradero del histórico balón. Además Marcos se guardó un pedazo de la red del Maracaná de cuando ganó la Copa América, el par de botines de la final del Mundial, que usó dos veces más después de la consagración; una réplica exacta de la Copa del Mundo, las medallas de campeón en Qatar, la Finalissima y continental. “En el momento en el que me la pusieron me puse nervioso”, reveló el Huevo sobre el instante en el que le colgaron la presea dorada en el escenario de estadio de Lusail. El volante zurdo todoterreno fue titular en los cuartos de final frente a Países Bajos y generó la infracción del 2-0 en los pies de Lionel Messi de penal. Pasaron cinco minutos desde que fue reemplazado en el complemento hasta que llegó el descuento de los neerlandeses, que más tarde empataron sobre la hora. Hubo varios encontronazos entre los equipos a lo largo de los 120 minutos e incluso luego de la angustiante tanda de penales. Acuña, que estaba a una amarilla de la suspensión, contó que no intervino en la gresca generada por el pelotazo de Leandro Paredes al banco de suplentes local para no ser apercibido.