A horas del traspaso de mando, Alberto Fernández brindó este viernes su último discurso como presidente. Lo hizo a través de cadena nacional, en la cual realizó un balance de su gestión Hizo algunas autocríticas y defendió la herencia que deja su gobierno con una recomendación a su sucesor. “No es razonable pensar en un ajuste”, dijo deslizando un pedido a Javier Milei, quien asumirá el próximo domingo. El mensaje duró media hora, se grabó a las 11 de la mañana y fue escrito por el propio mandatario en colaboración de sus funcionarios Gabriela Cerruti, Julio Vitobello y Juan Manuel Olmos. Cuando este concluyó, el jefe de Estado saliente se emocionó y provocó el aplauso al unísono de todos los trabajadores que se encontraban en la sala. El Presidente comenzó su discurso haciendo mención a los 40 años del retorno de la democracia y al traspaso de mando que se llevará adelante en las próximas horas. “La generación que esperó aquel día con el dolor por quienes ya no estaban, con la fuerza de quienes habían resistido y la esperanza de lo que íbamos a construir, tal vez no podía imaginar que cuatro décadas más tarde estaríamos frente al traspaso institucional del gobierno de una fuerza política a otra de un símbolo diferente, ambas elegidas por el pueblo”, destacó. Luego hizo hincapié en las dificultades que enfrentó su Gobierno en estos cuatro años -con énfasis en la pandemia, la guerra de Rusia y Ucrania y la sequía- y detalló la situación económica del país que le dejará el líder libertario. “El año entrante ingresarán, producto de nuestras exportaciones agrícolas y ganaderas, de nuestras exportaciones de gas y de litio, alrededor de 35.000 millones de dólares. Además, gracias al gasoducto que construimos, dejaremos de gastar 5.000 millones de dólares para importar gas licuado. De aquí hasta el 2030 las estimaciones marcan que las exportaciones sumadas de bienes y servicios crecerán el 80%”, dijo. “Con semejante escenario no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo que tanto nos ha costado recuperar. Debemos cuidar que bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos de los que trabajan ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen”, advirtió Fernández. El mandatario también resaltó su postura contraria a la de su sucesor al referirse con halagos a las empresas estatales, a las cuales les reconoció su capacidad de trabajo y les agradeció por “demostrar el crecimiento que tiene el Estado”. En la misma línea, defendió las obras públicas -que Javier Milei aseguró que dejarán de realizarse durante su gestión- y señaló: “Si el plan de viviendas que nosotros impulsamos continuara, el año entrante otras 50 mil familias estarían accediendo a una vivienda propia. Ahí está la trascendencia de un Estado presente. En este sentido, habló sobre la grieta y se lamentó por no haber podido cerrarla: “En este particular momento del mundo donde los discursos de odio y la confrontación degradan cualquier debate, deshumanizan la convivencia y espiralizan la violencia y la incertidumbre, quienes ocupamos lugares públicos tenemos la obligación de estar serenos y recuperar el diálogo. Si de algo me reprocho es de no haber sido capaz de haber terminado con la grieta que nos separa y nos enfrenta. He aprendido que para cerrar la grieta no hace falta someter al otro, no se trata de ver quién impone su relato. Lo que hace falta es caminar junto al otro, aprender a profundizar los acuerdos y minimizar las diferencias”.