Otro taxista fue asesinado en Rosario. El crimen ocurrió anoche. Es el segundo chofer que matan en 48 horas, casi de la misma manera. Se usaron balas de la Policía de Santa Fe y los dos choferes trabajan con la misma empresa de radiotaxi. En la escena del último homicidio apareció una zapatilla, que parece una copia del primer asesinato. Los dos crímenes buscaron generar una fuerte conmoción. Y lo consiguieron. Y a poco de caer la noche, el miedo se acrecentó cuando se supo que un chofer de la línea de trolebuses K recibió tres tiros en la cabeza cuando prestaba servicio en el barrio Belgrano. Le disparó un pasajero de corta edad, según los testigos cuando el vehículo circulaba por Mendoza y México, en la zona oeste de la ciudad. En el gobierno provincial no tienen dudas: la seguidilla de ataques están relacionados y tendrían un denominador común: la respuesta del crimen organizado de la ciudad al endurecimiento de las condiciones de alojamiento en las cárceles provinciales, donde los llamados “presos de alto riesgo”, que no son otros que los que están vinculados con las bandas de narcomenudeo que se disputan el territorio para sus negocios ilegales, son sometidos a permanentes requisas y estrictos controles “a lo Bukele”. Los crímenes de taxistas motivaron una fuerte reacción del sector. La ciudad amaneció con piquetes en varios puntos de la ciudad, que montaron taxistas en reclamo de mayor seguridad. El titular de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis (Catiltar), José Iantosca, dijo que a los taxistas los están “usando como señuelos” porque son “fáciles de cazar”. En ninguno de los dos homicidios se detectó que los choferes hayan sufrido el robo de sus pertenencias, por lo que las hipótesis apuntan a que se trata de crímenes mafiosos. En torno al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, son cautos a la hora de analizar la motivación de estos homicidios. Consideran que ambos hechos están relacionados y que tienen una raíz mafiosa, pero no arriesgan, por ahora, a relacionarlo con las medidas extremas que se tomaron en las cárceles de Santa Fe. Un punto clave dentro de este razonamiento es que a diferencia de los atentados y amenazas contra el gobernador que se produjeron a partir del 12 de diciembre en estos dos casos no se encontraron mensajes que rubriquen los asesinatos. “Es extraño que nadie se haya adjudicado los crímenes, como ocurre en este tipo de tramas”, señalaron altas fuentes del gobierno a LA NACION, que no tienen dudas de que los crímenes tuvieron la intención de generar un estado de conmoción social. En el gobierno buscaron despegar estos hechos con las requisas que se produjeron el fin de semana en la cárcel de Piñero, donde el Ministerio de Seguridad de la provincia hizo una puesta mediática al mostrar con videos y fotos una serie de operativos dentro del penal al estilo del salvadoreño Nayib Bukele. Incluso, después de las protestas de familiares de los internos, el ministro de Seguridad, Pablo Coccocioni, aseguró que “la van a pasar peor”. El sábado pasado un ómnibus que trasladaba a guardiacárceles desde Rosario a Santa Fe fue baleado desde un auto. Diego Alejandro Celentano, de 32 años, casado, con una hija de cinco años, fue asesinado de un disparo en la cabeza en el interior del taxi. La ejecución fue similar a la de Héctor Figueroa anteanoche. ´Durante la tarde se conoció que en los dos asesinatos se usó la misma pistola 9 mm, según una pericia de la Policía de Investigaciones.