El 6 de septiembre a las 14:50 horas, Nicolás Daniel Olmos fue captado en el momento en que forzaba el tambor y la puerta de un Fiat Uno rojo, estacionado en la calle Cano, cerca de la intersección con Mendoza. Olmos logró abrir el vehículo y sustraer un par de zapatillas Nike negras, antes de alejarse caminando por la calle Mendoza en dirección sur. Un testigo, que se encontraba detenido en un semáforo cercano, observó el robo y alertó de inmediato al propietario del automóvil. Junto con sus dos hijos, el propietario emprendió la persecución de Olmos. Lo localizaron intentando ocultarse en el frente de una casa en construcción en la intersección de Mendoza y Lavalle. Allí, lograron detenerlo civilmente y recuperar las zapatillas robadas. Tras llamar al 911, la policía acudió al lugar y arrestó a Olmos. Durante el arresto, el acusado, visiblemente alterado, profirió amenazas de muerte tanto al propietario como a sus hijos en presencia de los oficiales y el testigo. Olmos amenazó: "Más vale que no me denuncien, hijos de puta, porque los voy a cagar matando. Voy a salir del penal y me las voy a cobrar con sus hijos y familiares. No voy a estar siempre preso y cuando salga, me las voy a cobrar donde más les duela." Estas amenazas causaron un temor significativo en las víctimas por posibles represalias futuras. La Unidad Fiscal de Flagrancia tomó el caso, y el Ayudante Fiscal en turno dirigió la investigación. Olmos, mayor de edad, fue imputado por robo en grado de tentativa y amenazas. Fue trasladado a la Comisaría 3ª, donde quedó detenido hasta la audiencia. Finalmente, mediante un juicio abreviado, Nicolás Olmos fue condenado a 7 meses de prisión efectiva. Además, se le declaró reincidente según el artículo 50 del Código Penal, y permanecerá en prisión preventiva hasta cumplir la sentencia.