El gobierno argentino reveló hoy la identidad de jefe operativo del grupo terrorista Hezbollah en América Latina. Se trata de Hussein Ahmad Karaki, quien está acusado de operaciones de reclutamiento y planificación de numerosas acciones terroristas, entre las que se destacan los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel en Buenos Aires. Concretamente, el informe de inteligencia destaca que estuvo en Buenos Aires el día del atentado a la Embajada, el 17 de marzo de 1992, y se fue del país horas antes de la explosión con un pasaporte colombiano. Además de revelar la identidad de Karakai, el gobierno le entregó a la Fiscalía a cargo de la investigación por el atentado a la AMIA y al juez Daniel Rafecas, a cargo de la causa, imágenes del terrorista. Esas fotos serían de 2004, cuando la dictadura venezolana le otorgó un documento bajo el nombre de David Assi. En esos trámites migratorios aparece registrado como nacido el 2/6/1968 y un documento número 26458379. La documentación lleva la firma de una funcionaria venezolana, María Guillen. Actualmente, Karaki estaría en el Líbano, como otros de los acusados por los atentados en la Argentina. El informe, al que tuvo acceso Infobae, revela que en 1992, Karaki estuvo en Buenos Aires y compró el coche bomba utilizado en el atentado de la Embajada de Israel con un pasaporte colombiano a nombre de Alberto León Nain. “Se fue ese mismo día en avión, horas antes de la explosión. Salió desde el Aeroparque Jorge Newbery con rumbo a la ciudad de Foz do Iguazú”, reveló la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich. También tuvo participación activa en el atentado a la AMIA, pero todavía no hay pruebas que haya estado en ese momento en Buenos Aires. El informe asegura que Karaki “salió del radar” de las agentes de inteligencia entre 1994 a 2000. A partir de ese año volvió a generar reclutamiento e infraestructura para llevar adelante atentados en la región. Concretamente, se menciona su vinculación con atentados frustrados en Colombia, Venezuela, Chile, Brasil y en Triple Frontera. El informe detalla esos atentados frustrados: Colombia, junio de 2021: las autoridades colombianas neutralizaron un posible intento de asesinato planificado por el régimen iraní en Bogotá. El objetivo era matar a dos empresarios israelíes en Colombia. El complot involucraba un operador iraní, Rahmat Asadi, quien habría reclutado a dos colombianos para llevar a cabo la operación. Además, se impidió un atentado contra un ex diplomático israelí en Colombia, que iba a ser perpetrado por miembros de la delincuencia organizada reclutada por un libanés a las órdenes de Hezbollah e Irán. En Bolivia, se evitó que vuelen un edificio con un auto bomba con un atentado de la misma envergadura que la AMIA. Perú, marzo de 2024: detuvieron a un iraní de nombre Azizi, que había reclutado a ex detenidos para atentar contra un emprendedor israelí. En 2023, la Policía Federal de Brasil descubrió una red de terrorismo internacional de Hezbollah, que convergía con narcotraficantes y miembros del crimen organizado, para realizar diversos atentados. Esta investigación se conoció como “Operación Trapiche” y tuve derivaciones en Argentina, donde hay una investigación abierta. El Gobierno sostiene que la revelación sobre Hussein Ahmad Karaki está a la altura del asesinato de Hassan Nasrallah, uno de los fundadores del Hezbollah, que murió hace un mes en un ataque aéreo del ejército israelí. Nasrallah aparecía mencionado en un informe sobre el atentado que elaboraron el por entonces fiscal de la Unidad Fiscal AMIA, Alberto Natalio Nisman, y el fiscal general Marcelo Martínez Burgo sobre el atentado a la AMIA. En ese entonces, el terrorista era secretario general de la organización. Karaki respondía en forma directa a Nasrallah, sin intermediarios. Las últimas novedades de los atentados en Argentina En abril de este año, la Cámara de Casación, máxima instancia penal de la justicia argentina, determinó que el ataque contra la embajada de Israel, en marzo de 1992, y la bomba que hizo explotar la sede de la AMIA, el 18 de julio de 1994, “respondieron a un designio político y estratégico” de la República Islámica de Irán y que ambos atentados fueron ejecutados por Hezbollah. Esa sentencia incluyó una fuerte exhortación a los jueces a cargo de las causas judiciales conexas sobre los atentados para que se avance con mayor celeridad. Pero también a los poderes ejecutivo y legislativo para que definan a la brevedad políticas públicas en relación a la instauración del proceso en ausencia, la creación de agencias federales de investigación para delitos complejos como el terrorismo, la modernización y dotación de mayores recursos en el proceso de sistematización y conocimiento de la documentación de inteligencia que fue desclasificada y que, a casi treinta años de cometido el atentado, aún no ha concluido. Para la Justicia argentina, los funcionarios iraníes considerados responsables de decidir, planificar y ejecutar el ataque a la AMIA fueron: Alí Akbar Hashemi Bahramaie Rafsanjani (a la época de los hechos presidente de la República Islámica de Irán), Alí Fallahijan (por entonces Ministro de Información iraní), Alí Akbar Velayati (en aquel tiempo Ministro de Relaciones Exteriores de la nación persa), Mohsen Rezai (por entonces a cargo del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria “Pasdaran”), Ahmad Vahidi (en aquella época a cargo de la fuerza de elite “Al Quds” perteneciente a la Guardia Revolucionaria), Mohsen Rabbani (al tiempo de los hechos Consejero Cultural de la Embajada iraní en Argentina), Ahmad Reza Asghari o Mohsen Randjbaran (en aquel entonces Tercer Secretario de la representación diplomática iraní en Argentina), y Hadi Soleimanpour (por entonces Embajador de la República Islámica de Irán en Buenos Aires). También figura Imad Fayez Moughnieh, quien estaba a cargo del Servicio Exterior de la agrupación terrorista libanesa y acusado de dirigir el grupo que atacó la sede de la mutual judía en Buenos Aires. Según se pudo establecer, ya falleció al igual que el ex presidente Rafsanjani y por lo tanto se ordenó sus respectivos sobreseimientos. A esa lista se sumaron en 2023 otros cuatro sospechosos, en base a información judicial trabajada con Brasil, pedida por el fiscal de la UFI AMIA Sebastián Basso y el juez Daniel Rafecas: se trata de Hussein Mounir Mouzannar, Farouk Abdul Hay Omairi, Alí Hussein Abdallah, y Abdallah Salman (alias) José El Reda En junio, el juez Rafecas ordenó la captura internacional de esas cuatro personas y finalmente en agosto los declaró en rebeldía. Según fuentes judiciales consultadas por Infobae, Omairi estaría en Brasil. En cambio, los tres restantes se habrían refugiado en el Líbano. Según un informe del Mossad, revelado en 2022 por este medio, José El Reda se habría ocupado de la estadía del suicida en una “casa segura” y lo llevó a reconocer el estacionamiento donde estaba escondido el coche bomba. Juntos también habrían estudiado el recorrido hasta la puerta de la embajada. El coche bomba, siempre según el informe de inteligencia, se habría preparado en una casa ubicada en la provincia de Buenos Aires, en un lugar no identificado. La persona encargada de alquilar esa vivienda habría sido Samuel El Reda, hermano de José. Lo hizo mediante un documento falso a nombre de un ciudadano brasileño identificado como Antonio Hadad. “En múltiples publicaciones Al Reda fue descrito como un libanés que emigró a Colombia en 1987 y se ‘convirtió al Islam’. Esas publicaciones son falsas. El Reda y su hermano pertenecen a una familia chiíta religiosa de gran tamaño del Líbano, y Salman/Samuel proviene de una aldea chiíta ubicada en Bent Jbeil, al sur del Líbano. El mencionado nació en esa aldea el 5 de junio de 1963″, dice el informe del Mossad en la página 18.