La nueva obra pública que terminará durante la presidencia de Milei va a ser una cárcel. Según lo que confirmaron fuentes de distintas áreas del Gobierno, el próximo 18 de diciembre se preveé que finalicen las tareas en el flamante Centro Federal Penitenciario ubicado en Coronda, a menos de dos horas de Rosario, en Santa Fe. Siendo un año en el que predominó la frase “no hay plata”, el Ejecutivo liberó más de $5000 millones, la mayoría de estos fondos necesarios para terminar esta prisión, que había empezado a construirse a fines del segundo mandato de Cristina Kirchner, y que sufrió parates, ahora casi 10 años después podrá albergar a 462 presos de mediana seguridad, sobretodo vinculados al narcotráfico. Esto va a permitir “un efecto de descompresión”, según lo estimaron funcionarios nacionales y provinciales. Siendo dicha provinica donde el narco más ha golpeado, 650 presos federales cumplen su condena en destacamentos provinciales, cuando verdaderamente deberían ser 50, según lo que detallaron desde la gestión de Maximiliano Pullaro. La nueva cárcel “tendrá un impacto grande” porque va a permitir mudar a parte de esos reclusos y devolver a los policías asignados a destacamentos desbordados para que patrullen nuevamente las calles. “Esta cárcel se debió terminar en cuatro años”, expresaron fuentes de la provincia de Santa Fe. Además admitieron que tuvieron que “sacar policías de las calles” para que puedan vigilar a los presos en comisarías u otros centros. Por eso, el efecto del letargo no solo ocasionó reactualizaciones de precios, también demoró la llegada de una cárcel que era de suma necesidad por el ritmo en que creció el delito en Rosario.