Un hombre de 48 años de edad, identificado como Walter Urbieta, mató a su expareja a fierrazos, escapó de la escena del crimen que ocurrió en la localidad bonaerense de Junín y murió en la ruta 65. La víctima se reconoció como Claudia Leguiza, de 47 años. El hecho sucedió en la madrugada del viernes 3 de enero en una vivienda ubicada en el barrio San Juan de Junín y la muerte del femicida fue este sábado 4, en inmediaciones de las localidades de Tiburcio y Agustina. A través de un operativo policial se encontró al asesino, que se desempeñaba como chofer de colectivo del club de Primera División de Fútbol Sarmiento, pero fue hallado muerto y presumen que se quitó la vida. Testigos manifestaron que todo empezó con una discusión previa al brutal ataque, y un vocero judicial explicó que la autopsia arrojó el dato de que la víctima tenía lesiones compatibles con maniobras de defensa. La Dra. Vanina Lisazo, titular de la fiscalía que está investigando el caso, detalló que "el cuerpo del hombre quedó literalmente irreconocible, quemado, y trabajarán con las huellas dactilares o el ADN para confirmar la identidad del femicida muerto". "Hay un llavero y una de las zapatillas por los que podría decirse que se trata de Urbieta". explicó que "el matrimonio ya tuvo muchas denuncias, estuvieron toda la tarde del viernes discutiendo, y habían ido al juzgado de familia para decir que querían volver a convivir, y les recomendaron que no, pero igual lo hicieron, aún en contra de la voluntad de los hijos más grandes de la pareja", afianzó la funcionaria judicial. En el programa La voz de la calle la abogada informó: "Hay un hijo menor que vio todo y fue testigo, y hasta ahora no entendió que su mamá murió pero detalló cómo pelearon y su padre le pegó con un elemento contundente hasta matarla. La agresión comienza mientras estaba sentada en una silla del comedor. Tiene fracturas en los brazos como síntoma de defensa". Como último, si se constata que el hombre tomó la decisión de terminar con su vida, la calificación es la de homicidio agravado por femicidio seguido de suicidio. "Le destruyó el cráneo cuando estaba en la cama. Después se fue en la moto con el hijo menor y lo dejó en la casa de un hermano", confirmó Lisazo. "Él la manejaba con la dependencia económica, mientras el Estado ayudó mucho, con subsidios y otras instituciones intermedias que colaboraron de alguna manera. Faltó el amor propio de estas mujeres para que no sigan al lado de estos violentos. Hay una cuestión cultural", remarcó la funcionaria judicial.