A partir de este lunes, el Gobierno implementará un nuevo sistema de tipo de cambio flotante con el objetivo de achicar la brecha cambiaria y estabilizar la economía. El Banco Central dejará de intervenir mediante el mecanismo del crawling peg y permitirá que el mercado determine el valor del dólar dentro de una banda de fluctuación previamente establecida. El equipo económico apuesta a que esta medida genere una convergencia del tipo de cambio hacia la parte baja de la banda, impulsada por un mayor ingreso de divisas. Según fuentes oficiales, se espera una significativa entrada de dólares provenientes del Fondo Monetario Internacional, otros organismos multilaterales y bancos privados. Además, el Gobierno confía en que la inyección de capitales, sumada a un incremento de la inversión extranjera directa, alcanzará para compensar el déficit de la balanza comercial y fortalecer las reservas internacionales. Desde el Gobierno reconocen que la demora en alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional generó inestabilidad y aceleró la pérdida de reservas. No obstante, destacan que el nuevo esquema permitirá estabilizar las expectativas. El FMI, por su parte, expresó su respaldo a la medida y acordó con el Ejecutivo un plan de contingencia para afrontar posibles presiones sobre el tipo de cambio. Entre las herramientas previstas se contemplan un endurecimiento de la política monetaria y fiscal, y una flexibilización gradual de las restricciones cambiarias. Además, está atento a los riesgos externos, tales como la guerra arancelaria iniciada por Trump, que puede ocasionar una volatilidad en los mercados financieros. Sin embargo, confían en que el impacto directo en el país será limitado, debido a los vínculos estrechos comerciales con Estados Unidos.