Martes 06.05.2025
Actualizado hace 10min.

Falleció Luis Galván, campeón del mundo con Argentina en el Mundial de 1978

Luis Galván, emblema de Talleres y figura clave en la Selección argentina que se consagró campeona del mundo en 1978, murió este lunes a los 77 años.

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El fútbol argentino despide a uno de sus íconos. Luis Adolfo Galván falleció a los 77 años, dejando atrás una vida marcada por la humildad, el compromiso y la gloria. Fue campeón del mundo con Argentina en 1978, protagonista de todos los partidos como titular en la defensa, y máximo referente histórico de Talleres de Córdoba, donde jugó 502 encuentros, un récord absoluto en el club.

Talleres lo despidió con profundo pesar, a través de un mensaje emotivo:
“Hasta siempre, Luis. Comunicamos con mucha tristeza el fallecimiento de Luis Adolfo Galván, emblema del Club y Campeón del Mundo. Acompañamos a su familia y seres queridos en este momento, y elevamos nuestras oraciones por el eterno descanso de su alma.”

Un camino desde lo más profundo del interior

Nacido el 24 de febrero de 1948 en Fernández, Santiago del Estero, Galván se formó como maestro rural y ganaba el respeto de su comunidad recorriendo kilómetros en bicicleta para dar clases en escuelitas alejadas, lo que le valió el apodo que lo acompañó toda su vida: el “Maestro”.

Su carrera futbolística comenzó en Independiente de Fernández, pasó por Unión de Santiago del Estero, y en 1970 llegó a Talleres, el club que lo abrazó para siempre. En sus primeros años en Córdoba trabajaba en Fiat mientras jugaba, hasta que el crecimiento del equipo lo llevó a dedicarse plenamente al fútbol.

Fue parte del mítico equipo de los años 70 que rozó la gloria en el Nacional 77, cayendo en una final inolvidable ante Independiente. Pero su consagración definitiva llegaría un año más tarde.

Campeón del mundo y referente silencioso

En el Mundial de 1978, Galván jugó todos los minutos como titular, portando el número 7, en una línea defensiva que se mantuvo firme hasta levantar la copa. César Luis Menotti lo señaló como el jugador más regular del equipo, incluso por encima de Mario Kempes, y la FIFA le otorgó el premio Fair Play, reconociendo su juego limpio y conducta ejemplar.

A pesar de medir apenas 1,74 metros, se destacaba por su capacidad de anticipo, inteligencia táctica y una notable sobriedad. Su estilo sin estridencias le valió el respeto de propios y rivales.

En 1982, participó también del Mundial de España, aunque esta vez el seleccionado no logró repetir la hazaña.

Un legado que trasciende la cancha

En los últimos años, Galván se mantenía cercano al fútbol desde un lugar más sereno: compartiendo charlas en el bar de siempre o enseñando trucos a chicos en el predio de Talleres. Era habitual verlo explicar con paciencia cómo darle “de tres dedos” a la pelota.

Su figura fue homenajeada con dos estatuas: una en su pueblo natal y otra en el Estadio Madre de Ciudades. Pero para muchos no hace falta bronce: Galván será siempre el “Maestro”, ese defensor que honró la camiseta, dentro y fuera de la cancha.