El 13 de junio de 1562 marca un hito fundamental en la historia del actual territorio argentino: la fundación de San Juan de la Frontera, una ciudad erigida en pleno valle de Tulum por orden del capitán general de Chile, Francisco de Villagra, y ejecutada por el conquistador español Juan Jufré de Loayza Montesa. Aquel día, sin saberlo, Jufré ponía en marcha una historia que, a pesar de sus inicios humildes y turbulentos, sería clave en el desarrollo del noroeste argentino.   Un hombre al servicio del imperio Juan Jufré nació en 1516 en Medina de Rioseco, en la Corona de Castilla. Como tantos otros hombres de su época, partió hacia América en busca de gloria, tierras y fortuna. Tras pasar por Perú, se unió a Pedro de Valdivia en su expedición hacia Chile, convirtiéndose en una figura clave en la conquista y fundación de nuevas ciudades. Participó activamente en la fundación de Santiago (1541), ocupó diversos cargos en el cabildo y combatió rebeliones indígenas como la de Gualemo, en 1554.   Pero su legado va más allá de la guerra y la política. Jufré fue pionero en la economía de la región: estableció molinos, barcos comerciales e incluso es considerado, junto a Francisco de Aguirre, uno de los padres de la vitivinicultura chilena, con parras que todavía sobreviven en la bodega Cousiño Macul.   La fundación de San Juan En 1562, con 46 años, Jufré fue enviado por Villagra a fundar una ciudad en el territorio del actual oeste argentino. Acompañado por un grupo reducido de españoles y algunos indígenas huarpes, Juan Jufré realizó una breve —pero trascendental— ceremonia en la que bautizó al asentamiento como San Juan de la Frontera, en honor a San Juan Bautista y al límite territorial con la gobernación del Tucumán. Fundó también el primer Cabildo, repartió tierras, nombró autoridades y entregó encomiendas con alrededor de 1.500 huarpes.   Aunque su estadía fue efímera —tan solo dos horas en el lugar—, su paso quedó marcado para siempre. Nunca volvió, pero su hijo Luis Jufré tomaría las riendas tiempo después, incluso trasladando la ciudad tras una devastadora inundación en 1593.   De lo efímero a lo permanente El primer asentamiento sanjuanino estuvo ubicado en lo que hoy es el distrito de Concepción. Pero fue arrasado por una creciente del río San Juan. Su hijo Luis Jufré y Meneses lideró el traslado del poblado unas 25 cuadras hacia el sur, delineando un nuevo trazado urbano con plaza Mayor, Cabildo, iglesia y solares entregados a familias fundadoras como los Jufré, Ronquillo, Delvira y Lemos, entre otros.   El trazado respondió al modelo español de ciudad colonial: una cuadrícula con eje en la plaza central, rodeada de instituciones civiles y religiosas. Un esquema que se repitió en todo el continente.   Un legado que perdura El territorio de Cuyo, donde se estableció San Juan, formó parte durante siglos de la Capitanía General de Chile. No fue hasta las reformas borbónicas de fines del siglo XVIII que fue anexado al Virreinato del Río de la Plata. Desde allí, comenzaría otra etapa de su historia, más cercana al nacimiento de la República Argentina.   Juan Jufré murió en Santiago de Chile en 1578, enterrado en la Iglesia de Santo Domingo. Su legado, sin embargo, sobrevive en cada calle, en cada plaza y en cada historia que nace de San Juan. Fue un conquistador, sí, pero también un fundador cuya huella dio origen a una de las provincias más emblemáticas del oeste argentino.   ¿Dónde exactamente se fundó San Juan de la Frontera?   La fundación tuvo lugar en el valle de Tulum, conocido también como Tucuma por los huarpes. Aunque su ubicación original estuvo en la zona actual de Concepción, la ciudad sería trasladada posteriormente al sitio que hoy ocupa el centro histórico sanjuanino. Desde allí, crecería una ciudad marcada por su resistencia a catástrofes naturales, su riqueza cultural y su protagonismo en la historia nacional.