La causa que investiga la trágica muerte de Lucía Rubiño, ocurrida en octubre de 2023, continúa estancada en el laberinto judicial. Este jueves fue sorteado el juez Eduardo Raed como el sexto magistrado en intervenir en la impugnación del sobreseimiento de Juan Pablo Echegaray, hijo del juez federal Gustavo Echegaray, quien se encontraba con el menor que atropelló a la joven aquella noche fatídica.   La elección de Raed se produjo luego de que cinco jueces anteriores se inhibieran de la causa, alegando distintos motivos vinculados a conflictos de imparcialidad o lazos personales con la víctima o los involucrados. Ahora, la querella —representada por el abogado Marcelo Fernández— tiene tres días hábiles para presentar una posible recusación formal, mientras que el propio juez Raed también podría optar por apartarse antes de asumir la revisión.   Una cadena de inhibiciones sin precedentes  Desde que se apeló el sobreseimiento de Echegaray, la causa ha atravesado una serie de inhibiciones: • Daniel Guillén: Se apartó por haber opinado públicamente sobre la causa del menor implicado. • Maximiliano Blejman: Reveló que su hija era amiga de Lucía y vivía cerca del lugar del siniestro. • Juan Carlos Caballero Vidal: Su hija fue testigo y amiga cercana de la víctima. • Benedicto Correa: También se excusó por vínculos personales similares. • Ana Lía Larrea: Participó en otra causa relacionada y se inhibió. • Renato Roca: Fue el último en apartarse antes del sorteo de Raed. La voz de la familia: “Sana inhibición, pero doloroso retroceso” Fernández, abogado de la familia Rubiño, reconoció que es positivo que los magistrados informen sus impedimentos, pero advirtió sobre el impacto emocional y jurídico que estas demoras generan, "es lo que corresponde y lo más sano que puede pasar, pero esta acumulación de inhibiciones, sumada a decisiones desacertadas previas, lleva a la familia a una congoja y un desconcierto muy complejo". Una causa marcada por la lentitud y la desconfianza El caso se originó tras un accidente automovilístico en el que Lucía Rubiño fue atropellada por un menor de edad, que iba acompañado por Juan Pablo Echegaray. Aunque el fiscal dispuso el sobreseimiento definitivo del joven adulto, la familia apeló y desde entonces el expediente no ha logrado avanzar. La falta de un juez que se haga cargo ha generado una fuerte crítica social e institucional, con sectores que denuncian demoras sospechosas y una creciente sensación de impunidad, dada la influencia familiar del imputado. Ahora, con Raed en el centro de la escena, resta saber si finalmente la causa podrá avanzar o si se sumará una séptima inhibición, en lo que ya representa uno de los antecedentes más insólitos en la historia judicial reciente de San Juan. Mientras tanto, la familia Rubiño insiste en su reclamo de justicia, en medio de un proceso cada vez más frustrante y desgastante.