Él tiene 104 años. Los cumplió en julio. Ella, 92. Tendrá uno más en noviembre próximo. Se casaron hace 75 y permanecen tan enamorados como el primer día. Pero en las últimas semanas se volvieron famosos por compartir algo especial con los más devastadores fenómenos climáticos de los últimos años. Él se llama Harvey. Ella, Irma. ¿Su apellido? Schluter. Tienen en común los nombres de los huracanes que impactaron en Houston, Texas y que está haciendo estragos en el Caribe y promete golpear con furia en Miami, Florida. Vivieron los grandes acontecimientos del siglo XX. Vieron desde el primer avión surcar los cielos, durante los años de la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, la llegada del hombre a la luna y las más grandes tragedias que impactaron contra la Humanidad. Durante todos esos años, estuvieron codo a codo. Irma se mostró sorprendida por la coincidencia: "No sé cómo se determina eso", en referencia a los nombres que la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) utiliza para bautizar a los fenómenos, según publicó The New York Times. Harvey fue utilizado por primera vez para identificar a uno en 1981. Seguramente, luego de la ferocidad que mostró en Houston, se retire del listado de nombres que tiene previstos la WMO. Como ese centro alterna nombres alfabéticamente de varones y mujeres, luego de Harvey debía ir Irene, pero el nombre fue retirado luego de que una tormenta así llamada golpeara con fuerza el Caribe en 2011. Fue reemplazada por Irma, que seguramente también será descartada desde el año próximo. En tanto, la historia de amor entre los Schluters comenzó en 1940, cuando estuvieron juntos por primera vez en Spokane, Washington. En la casa de su hermano, cuando estaba de visita, Harvey quedó enamorado de Irma Schumacher. No dudó. Sería la mujer de su vida. Pero ella aún estaba estudiando, así que si él la quería, debería esperarla. Lo hizo, claro está. Y su historia de amor perduró 75 años y hoy trasciende por un hecho inesperado. Y más aún si se tiene en cuenta que ambos jamás en su vida padecieron las consecuencias de un huracán. En el este de Washington, donde viven desde siempre, jamás pasó uno.