Este 29 de mayo se celebra en el país el Día del Ejército argentino y para conmemorarlo, Dame Noticias charló con Alfredo Padilla, un excombatiente de 61 años y quien estuvo en el servicio militar durante toda su vida. El exsoldado nos comentó sobre sus inicios y lo que significó para él representar a nuestro país en la milicia. Entre sus primeras palabras, Alfredo dijo que desde muy chico le gustó ser soldado por influencia de un tío suyo que formaba parte de la milicia. “Cuando cumplí 17 años decidí irme a estudiar a la Escuela de Sub Oficiales Sargento Cabral en un total de dos años. A fines del año 1981, en noviembre, me recibo de Sub Oficial del Ejército de Infantería con el grado de Cabo”. De esta manera, contó que su primer destino, una vez que se recibió, fue en La Plata, en el Regimiento de Infantería Mecanizado 7 de Coronel Conde. Una vez instalado en este regimiento, Alfredo manifestó que fue el puntapié inicial de la experiencia más dura que tuvo en la milicia. Con sus compañeros, comenzó a darles instrucciones a los soldados que formaban parte de la clase 63. Sin embargo, se iban a encontrar con una sorpresa: “El 2 de abril nuestro jefe nos avisa que tomaron Malvinas. El 14 de abril llegamos a Malvinas con los soldados de la clase 63 y del regimiento 7. Me tocó estar en Monte Longdon, una de las batallas más sangrientas que dejó resultado a 33 soldados muertos, en el que dos de ellos eran Sub Oficiales y uno Oficial”. Según lo que dijo, hubo una cantidad de más de 120 heridos producto de los ataques ingleses. “Nosotros entrábamos en combate el 11 de junio aproximadamente a las 9 de la noche. Nos dimos cuenta porque un cabo inglés había pisado una mina y de esta manera empezó la batalla la cual duró 12 horas aproximadamente”, agregó. Como todo soldado tiene una rutina diaria, Alfredo comentó cómo eran sus actividades dentro del ejército: “Como era el Sub Oficial de semana, tenía muchas guardias. Habían muchas actividades lindas dentro del cuartel, el cual una de ellas era el momento cuando te llevaban al polígono para practicar tiro”. Por último, expresó su admiración sobre el ejército: “Ser soldado me gustó porque logré poner muy orgulloso a mi padre debido a que yo era el único militar en mí familia. También me pude sentir orgulloso porque apreciaba mucho formar parte del ejército argentino”.