Cada 24 de noviembre, Argentina conmemora el Día Nacional del Vino Argentino, una fecha que ya reconoce a esta bebida como emblema cultural y económico de la Argentina. Este día es una nueva oportunidad para mostrar la tradición vitivinícola que ha logrado posicionar a dicha bebida argentina en el mundo. La provincia de San Juan, es la segunda productora luego de Mendoza, ocupando un lugar muy destacado en esta industria. Su condición climática, marcadas por una notable amplitud térmica, y la riqueza de sus suelos, la transforman en un privilegiado sector para elaborar vinos de calidad. Mediante sus cinco valles principales, San Juan, se afianza como un referente en la diversidad de varietales. Entre los que se encuentran: Valle de Pedernal: Con 778 hectáreas a 1.350 msnm, produce vinos complejos y de frescura distintiva. Cepas como Malbec, Cabernet Sauvignon y Chardonnay potenciada por suelos calcáreos que añaden mineralidad a los vinos. Valle de Calingasta: A 1.600 msnm, su clima seco y suelos pedregosos favorecen tintos robustos como Syrah y Cabernet Franc, junto a blancas frescas como Sauvignon Blanc. Las cepas criollas enriquecen la tradición del valle. Valle de Zonda-Ullum: Este valle, con 1.010 hectáreas, combina altitudes entre 700 y 1.500 msnm. Sus vinos destacan por su perfil aromático especiado y balsámico, cultivando desde Bonarda hasta Torrontés Riojano. Valle de Iglesia: Entre 1.900 y 2.100 msnm, este valle genera vinos de acidez vibrante, taninos amables y aromas florales. Es uno de los más nuevos en producción, demostrando un gran potencial en variedades tintas. En la provincia sanjuanina, el vino no solo es un motor económico, sino también una parte esencial de su identidad cultural. Por ello, la celebración de esta jornada destaca cuan importante es el trabajo vitivinícola, desde las fincas hasta las bodegas, reflejando el esfuerzo de muchas familias que han convertido a San Juan en un pilar de esta viticultura nacional.