Este domingo 20 de abril, el Sumo Pontífice participó de la misa del Domingo de Resurrección en el Vaticano y también se asomó desde el balcón central de la Basílica de San Pedro para poder pronunciar la solemne bendición Urbi et Orbi, frente a una multitud de fieles. A sus 88 años, el Papa Francisco reapareció en la Plaza San Pedro en silla de ruedas y sin asistencia de oxígeno, un gesto que fue leído por muchos como una señal de mejoría en su estado de salud. Ante una multitud de 35.000 fieles que colmó la explanada vaticana, el Pontífice saludó con un sencillo y conmovedor: "Feliz Pascua", que resonó con fuerza por su cercanía y calidez. La misa fue presidida por el cardenal Angelo Comastri, mientras que el tradicional mensaje pascual fue leído por el maestro de ceremonias, monseñor Diego Ravelli, a solicitud del propio Francisco, quien prefirió reservarse para la bendición Urbi et Orbi y el posterior recorrido por la plaza en el papamóvil, donde saludó y bendijo especialmente a varios niños. Luego de la ceremonia, y para sorpresa de todos, el Papa recorrió durante varios minutos la plaza a bordo del papamóvil. Durante el trayecto, hizo detener el vehículo en varias ocasiones para bendecir a niños y saludar a los fieles más cercanos, aunque se lo notó con cierta dificultad para moverse. El gesto fue recibido con calidez y emoción por quienes pudieron acercarse. El día anterior, en la Vigilia Pascual, el cardenal Giovanni Battista Re (decano del Colegio Cardenalicio) leyó la homilía escrita por Francisco. En ese mensaje, el Papa alentó a "no perder el valor", evocando la esperanza que trae la resurrección y el poder de la luz para vencer las tinieblas.