Con el cónclave a punto de comenzar, la prensa italiana ha empezado a perfilar a los principales candidatos para suceder al papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Entre los nombres que resuenan con mayor fuerza destacan tres cardenales italianos: Pietro Parolin, Pierbattista Pizzaballa y Matteo Zuppi. Han pasado casi cincuenta años desde la última vez que un italiano ocupó el papado, por lo que no resulta sorprendente que varios nombres de esa nacionalidad figuren entre los favoritos. Según Il Messaggero, Parolin es considerado "el verdadero candidato fuerte", con un respaldo que se estima entre cuarenta y cincuenta votos, gracias a su sólido apoyo dentro del colegio cardenalicio. Su papel como secretario de Estado durante el pontificado de Francisco le ha brindado visibilidad y una base de apoyo significativa. Por otro lado, Pierbattista Pizzaballa, patriarca de Jerusalén, también se perfila como un candidato clave. Su actual rol le proporciona una proyección internacional considerable, además de situarlo en un lugar relevante en el contexto geopolítico, especialmente en el Medio Oriente. Con 60 años, es uno de los candidatos más jóvenes en la contienda. En caso de que el próximo papa no sea italiano, varios medios señalan al cardenal filipino Luis Antonio Tagle como una de las figuras más destacadas. Con 67 años, exarzobispo de Manila, su perfil se alinea con la visión de Francisco, particularmente en lo que respecta a la región asiática. En total, 133 cardenales menores de 80 años participarán en el cónclave. De este grupo, 23 son latinoamericanos, con Brasil, Argentina y México liderando la representación. Cuatro de cada cinco electores fueron designados por el propio papa Francisco, una proporción que es aún mayor entre los cardenales latinoamericanos, donde solo tres fueron nombrados por Benedicto XVI.