El conflicto entre Israel e Irán sumó este sábado un nuevo y alarmante capítulo: el ejército israelí atacó con drones la refinería ubicada en la fase 14 del yacimiento South Pars, considerado el mayor del mundo y compartido entre Irán y Qatar. La explosión ocurrió en la provincia de Bushehr, en la costa del Golfo Pérsico, y generó un enorme hongo de humo visible a kilómetros. Según reportes del medio Iran Front Page, el bombardeo también alcanzó la refinería de gas natural Fajr Jam y el puerto de GNL de Kangan, puntos estratégicos clave para la infraestructura energética iraní. Las fuerzas de seguridad locales trabajan para controlar el incendio desatado tras la explosión. Este ataque se da en un contexto de creciente tensión que ya ha dejado al menos 78 muertos y múltiples advertencias internacionales. Durante la madrugada, Irán lanzó un nuevo ataque con misiles contra Israel, aunque la mayoría fue interceptada por el sistema de defensa Cúpula de Hierro. En medio de la escalada, el Papa León XIV hizo un llamado a la "responsabilidad y la razón" durante una audiencia en la Basílica de San Pedro: "Se ha deteriorado gravemente la situación en Irán e Israel. Nadie debe amenazar jamás la existencia del otro. El camino es el diálogo sincero y la reconciliación", afirmó el sumo pontífice. Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, exigió un cese inmediato de hostilidades: "Bombardeos israelíes sobre sitios nucleares iraníes. Impactos de misiles iraníes sobre Tel Aviv. Basta de escalada, es hora de parar." Más allá de la devastación material, el ataque a South Pars implica un riesgo geopolítico global. El yacimiento es una de las principales fuentes de gas natural del planeta, por lo que su afectación podría repercutir directamente en el mercado energético internacional. Desde la Cancillería argentina recomendaron a sus ciudadanos evitar viajar a Medio Oriente y mantenerse atentos a los comunicados oficiales ante el aumento de la tensión bélica.