Este 18 de julio se cumplen 31 años del atentado terrorista contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, que dejó 85 víctimas fatales y más de 300 personas heridas. El ataque, ejecutado a las 9:53 de la mañana con una camioneta cargada de explosivos, destruyó el edificio ubicado en Pasteur 633, en el corazón del barrio de Once. La investigación judicial atribuye el atentado a la organización Hezbollah, con apoyo del régimen iraní. Sin embargo, tras más de tres décadas, no hay condenados directos y la causa sigue marcada por demoras, irregularidades y encubrimientos. Familiares, sobrevivientes y organismos de derechos humanos han mantenido vivo el reclamo de justicia, transformando el dolor en una memoria activa que se expresa cada año a través de actos, actividades culturales, educativas y manifestaciones públicas. Este nuevo aniversario vuelve a reunir a amplios sectores de la sociedad argentina bajo una consigna compartida: la verdad y la justicia como pilares de la memoria y de la democracia. Recordar el atentado a la AMIA no es solo una mirada hacia el pasado: es una demanda ética y colectiva que interpela al presente.